La creación de Adán

El ser humano se esfuerza bastante por acercarse a Dios; pero, sobre todo, es Dios el que hizo, hace y hará el mayor esfuerzo por acercarse a nosotros.

La caída del hombre

El mal es la ignorancia del bien, la ausencia del bien; esto es, la ausencia de Dios en la vida del hombre.

Dios hecho hombre: Jesús

El plan de redención de Dios es el propósito de la existencia de la Iglesia iniciada por aquellos doce que aceptaron el llamado.

El día del juicio final

El ser humano no ha sido creado solo para morir, sino que ha sido creado para vivir eternamente: feliz o infeliz.

Fe y razón

La fe no es verdadera sin razones que la fundameten y la razón no es completa sin la presencia de la fe.

13 de diciembre de 2011

ACERCA DE LAS OPINIONES (ROMANOS 14:1 – 15:6) PARTE 1


COMENTARIO EXEGÉTICO

INTRODUCCIÓN
 Antes de examinar esta sección del libro de romanos, necesitamos primero ver cuál fue el origen del problema entre los cristianos judíos y los cristianos gentiles. Una fuente del conflicto consiste en que Dios había establecido ciertas reglas con respecto a animales puros e impuros con la nación de Israel: sólo los puros eran permitidos como comida (véase Lv 11:1-45; Dt 14:3-21; Dn 1:8ss). No obstante, en medio del proceso de establecimiento del nuevo pacto, cuando Jesús dijo que lo que entra en una persona desde afuera no es lo que lo hace impuro, Él también pronunció, en forma indirecta,  que todos los alimentos eran puros (Mc 7:15-19). Si tenemos en cuenta que aún Pedro fue lento en apreciar esta implicación como lo muestra en Hechos 10:9-16; 11:1-18; Ga 2:11-21, es comprensible que la situación seria mas difícil a otros judíos cristianos. Por otro lado, en Roma, como en muchos lugares paganos de la época, se ofrecía como sacrificio carne de animales a los dioses o ídolos que tenían, y parte de esta carne era vendida en los mercados al público en general. Por esto, los cristianos judíos tenían duda de toda carne que se vendía, además que también algunas de esas no eran desangradas correctamente.

¿Pero no es que Cristo, por medio de la muerte en la cruz, había abolido los símbolos del Antiguo Testamento? (Col 2:14). Aún las reglas dietéticas establecidas divinamente habían perdido validez, y no eran ya un mandamiento en el nuevo pacto de Cristo. Sin embargo, muchos de los cristianos, especialmente los que vivían en Jerusalén, aunque también en Roma y en otros lugares, seguían apegados a sus tradiciones. Ahora bien, en tanto no se le atribuyera a la practica de esta tradición como obligatoria para la salvación del creyente y que no se ocasionara ofensa, esta persistencia a aferrarse a lo antiguo podía ser tolerada. Pero la situación fue contraria.

En este capitulo el apóstol Pablo comienza a tocar este punto que era un problema común en las congregaciones con miembros mixtos culturalmente (En este caso judíos y gentiles; véase, 1 Co 8:1-13; Ga 4:10,11; Col 2:16,17). Él no va a exponer una recomendación u opinión de algún hombre; él va a exponer, por inspiración del Espíritu Santo, la voluntad de Dios con respecto a esta problemática.

En toda esta sección que corresponde a nuestro estudio vamos a ver a dos tipos de cristianos: Por un lado, los débiles en la fe, quienes no son inseguros o vacilantes en su fe en Cristo, sino que son cristianos sinceros, temerosos de Dios, pero inmaduros, sin la capacidad de discernir entre asuntos de doctrina y conciencia (opinión). Estos eran cristianos judíos que todavía se aferraban a los vestigios de la ley del Antiguo Testamento. En relación con los días, ellos todavía seguían el calendario judío. En relación con comer carne, en una sociedad pagana como Roma, ellos no podían estar seguros de que toda carne comprada en el mercado llenaba los requisitos de la Ley. Para ir a lo seguro, se habían vuelto vegetarianos. Es decir, Los débiles eran los que se creían los “fuertes” por creer conocer más de los mandamientos de Dios. Por otro lado, los Fuertes en la fe, quienes eran maduros espiritualmente, conocían cuál era la voluntad de Dios. Sabían discernir claramente lo que era asunto de opinión y que no afectaba a la doctrina, ni a su propia salvación. Estos eran los gentiles cristianos que comían toda clase de alimentos con plena convicción. Sin embargo, puede que haya algunos cristianos judíos entre este grupo (ya que Pablo mismo se identifica como parte de los fuertes). A continuación, se desarrollará esta temática en dos capítulos de manera exegética.



CAPÍTULO I: DEJANDO DE JUZGARSE Y MENOSPRECIARSE POR OPINIONES (14: 1- 12)

«Aceptad al que es débil en la fe, pero no para juzgar sus opiniones. Uno tiene fe en que puede comer de todo, pero el que es débil sólo come legumbres. El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios lo ha aceptado. ¿Quién eres tú para juzgar al criado de otro? Para su propio amo está en pie o cae, y en pie se mantendrá, porque poderoso es el Señor para sostenerlo en pie. Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir. El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda; y el que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo; pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O también, tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios. Porque está escrito: VIVO YO--DICE EL SEÑOR--QUE ANTE MI SE DOBLARA TODA RODILLA, Y TODA LENGUA ALABARA A DIOS. De modo que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo. » (LBLA, 1997).


PRIMERO: NO SOMOS NADIE PARA JUZGAR (v. 1-4)
Algunos términos griegos:
Débil: Gr. Asdsenéo (G772); estar débil (en cualquier sentido):-enfermar, enfermo, débil, debilitar, necesitado.
Juzgar: Gr. diákrisis (G1252); opinión judicial:-contender, discernimiento, opinión, oponer.
Opiniones: Gr. dialogismós (G1260); discusión, i.e. consideración (interna) (por implicación propósito), o debate (externo):-contienda, discusión, pensamiento.
Aceptad: Gr. Proslambáno (G4314 y G2983); tomar para uno mismo i.e. usar (alimento), guiar (a un lado), admitir (a la amistad u hospitalidad):-recibir, tomar.

V.1 – La palabra «aceptad» es la misma palabra que usa en el v. 3 («Dios le ha aceptado»), dando a entender que como cristianos debemos recibir al débil de la misma forma en que el Señor nos ha recibido como miembros de su iglesia: con las manos abiertas, con la disposición de buscar su bienestar y no el nuestro. Por tanto, el recibirlo solo para condenarlo queda totalmente excluido, porque Jesús no hace eso con nosotros. Y menos en temas de opiniones. Como creyentes debemos tener celo por la doctrina, y cuando alguien (sea cristiano o no) esta adulterando esta doctrina debemos estar listos para defenderla y exhortar, pero cuando son temas de opinión no es de espirituales tratar de hacer valer nuestra opinión. En este contexto la palabra «fe» se emplea en este versículo, como en el 23, en el sentido de conciencia, persuasión, o convicción. No es la «fe» referida en tales pasajes como Judas 3; Hch. 6:7; etcétera. En ella no hay libertad de práctica.

V.2 – Los fuertes comían de todo porque tenían en mente lo que Pablo dijo en el v. 14: «Yo sé, y estoy convencido en el Señor Jesús, que nada es inmundo en si mismo…». Tenían la convicción de no estar pecando contra Dios solo por comer carne. Pero, por otro lado, los judíos cristianos tenían dudas de todas las carnes (de roma en especial) y por eso optaban por comer solo legumbres.

V. 3 – Ambos grupos, por mandato del apóstol Pablo, podían sostener sus posiciones si eso les parecía bien, siempre y cuando no menospreciaran al otro ni mucho menos los condenaran por no hacer lo mismos que ellos. Y aquí muestra el motivo por el cual ningún cristiano debe juzgar a su hermano en estos asuntos de opiniones: Porque Dios lo ha aceptado.

V. 4 – Y para un mejor entendimiento, Pablo lo ilustra con la imagen del Amo y criado. El modo de plantear la pregunta: «¿Quién eres tú para juzgar al criado de otro?» nos recuerda a 9:20: «¿Quién eres tú, oh hombre que le contestas a Dios?». Lo que quiere decir Pablo es, usando esta ilustración, que el criado solo debe responde a su amo, si hace algo bueno su amo le recompensa y si hace algo malo su amo le castiga, mas no otra persona puede hacer esto con él. En este caso el amo es nuestro Señor Jesucristo, y solo él tiene la potestad para juzgarnos o condenarnos si pecamos. Los débiles no están pecando al sostener su posición, por eso es que pueden «mantenerse de pie», es decir, seguir sirviendo al Señor, gracias al poder de Él mismo porque es Dios, porque si fuera por ellos mismos ya estarían condenados.

Resumen: Al «fuerte» se le mandó recibir al «débil» y no menospreciarlo. Pablo también indicó que el «débil» debía recibir al «fuerte» (véase 15.7) y que no debía juzgar a los hermanos. Alguien podría preguntar lo siguiente: «¿Cómo sé si soy el hermano fuerte o el débil? ». La mayoría de las personas decididas se consideran «fuertes». Con respecto a recibirse los unos a los otros, en la mayoría de los temas, es de poca importancia si uno es el «fuerte» o el «débil». (Si aún cree que es el hermano «fuerte», no hay problema. Conforme avancemos en el texto, verá que el «fuerte» tiene la responsabilidad mayor). Sea «fuerte» o «débil», el mensaje para todo cristiano es el mismo: ¡«Recibíos los unos a los otros»! (véase 15.7).

SEGUNDO: LO QUE AMBOS HACEN ES PARA EL SEÑOR (v. 5-6)
Términos griegos:
Guardar: Gr. fronéo (G5424); por implicación estar dispuesto (mentalmente) (más o menos fervientemente en una cierta dirección); intensivo interesarse uno mismo en (con preocupación u obediencia):-pensar, solícito, poner la mira, modo, hacer caso, cuidado.
Plenamente convencido: Gr. Plerophoreo (G4135); significa «en una medida completa» (pleros «completo»] y phero [«llevar»]).

V.5 – El apóstol, aprovechando el tema de los conflictos de opiniones de los cristianos en Roma, introduce un aspecto en el que también tenían dificultades: Sobre los días religiosos. ¿Cuál era el día que uno, es decir, este o aquel cristiano, consideraba más sagrado que otro día? Según algunos debía haber sido el día sábado judío. Aunque tal cristiano se uniese al resto de los miembros de la iglesia para adorar el primer día de la semana, por ser un mandato divino (Mt 28:1; Hch 20:7; 1Co 16:2), él cerraba su negocio y cesaba su trabajo el día sábado, conforme a su tradición. Por otro lado, dado que el tema mismo de «comidas» trae consigo el del «ayuno», se ha sugerido que el apóstol se refiere aquí a días de ayuno. Fuere lo que fuere solo hay un día del Señor en el que tenemos que rendirle culto conforme a la palabra de Dios y participar de la cena y las ofrendas: el primer día de la semana. Si alguno quiere dedicarle un día particular al Señor puede hacerlo, pero debemos cuidarnos de hacer algo fuera de la palabra. Con respecto a: «Cada uno este plenamente convencido según su propio sentir», David Roper escribió: «Algunos suponen que si generalmente se tiene el acuerdo en que cierto asunto pertenece al ámbito de la opinión, no tienen por qué preocuparse de ello. Pablo señaló que lo anterior no es así. En relación con cualquier asunto, necesitamos meditar, estudiar, orar y tomar una decisión. Necesitamos estar “plenamente convencidos” en cuanto a la voluntad de Dios para nosotros en ese particular. Si pertenece al ámbito de la opinión, no debemos imponer nuestras conclusiones sobre los demás; pero las convicciones personales son de suma importancia para vivir una vida consagrada a la honra del Señor».

V.6 – Debemos recordar que todo lo que hagamos para adorar a Dios, no saliéndonos de lo establecido por Él, será aceptado. Si uno elige un día para dedicárselo a Dios y ayunar es para la gloria de Dios. Si uno come y da gracias a Dios por el alimento es para la gloria de Dios. Ambos adoran a Dios en sus acciones y ninguno es mejor que el otro en lo que hace. Recordemos que toda obra, aún la mas insignificante ante nuestros ojos (como barrer el local de reunión), es muy apreciada por nuestro Señor.

TERCERO: NO SOMOS SEÑORES DE NOSOTROS MISMOS (v.7-9)
Algunos términos griegos:
Murió: Gr. apodsnésko (G575 y G2348); morir (literalmente o figurativamente):- matar, moribundo, morir, mortal, muerto, perecer.
Resucitó: Gr. Anístemi (G303 y G2476); levantarse, pararse (literalmente o figurativamente, transitivo o intransitivo):-levantar, resucitar.
Volvió a vivir: (Versión RV 1960) Gr. anazáo (G326). recobrar la vida (literalmente o figurativamente):-revivir, volver a vivir.
El verbo resucitó (anístemi) no consta en la mayoría absoluta de los MMS. En la versión Las Américas el término “anazáo” lo traduce por resucitó directamente.

V.7 – Siguiendo el tema de nuestra dependencia al Señor como cristianos, Pablo presenta una verdad a los cristianos en Roma: ninguno vive o muere para si mismos. La palabra «nosotros» incluye a ambos, fuertes y débiles, quienes actúan no viviendo de manera egocéntrica, sino por el contrario, viviendo para el Señor Jesucristo (Fil 1:21). Nuestra meta principal es complacerle, y esto es lo que trataban de hacer los dos grupos, complacer a Dios con sus acciones.

V.8 – Somos del Señor, por ser cristianos, miembros de su cuerpo (1 Co 12:12-27). Ambos grupos deberían de sentirse bien en lo que hacían, porque lo hacían para el Señor, y no estaban desviándose de la verdad de la doctrina. Este es un motivo más porque deberían de dejar de juzgarse entre ellos y hacer todo lo contrario: estimularse a seguir agradando a Dios.

V.9 – «Porque para esto Cristo murió y resucito (vivió)…». No se trata de que vivió y murió, sino de que murió y vivió; es decir, luego de haber resucitado de entre los muertos, fue a vivir al cielo. Como nuestro mediador, Cristo obtuvo el derecho absoluto de ejercer su soberanía tanto sobre los que ya han muerto como sobre aquellos que todavía viven en la tierra. Este señorío fue la recompensa por el precio que Él pago: su muerte en la cruz cargando los pecados del mundo (Hch 2:36; Ro 8:34; Fil 2:9-11).

CUARTO: TODOS DAREMOS CUENTA A DIOS DE NOSOTROS MISMOS (v. 10-12)
Juzgar: Gr. Kríno, propiamente distinguir, i.e. decidir (mental o judicialmente); por implicación tratar, condenar, castigar:-pensar, pleito, resolver, acordar, condenar, decidir, determinar, diferencia, hacer (justicia), juez, juicio, juzgar.

V. 10 – «Pero tú (el débil en la fe), ¿Por qué juzgas (condenas) a tu hermano (al fuerte en la fe, que come y no observa días)? O tú (el fuerte) también, ¿por qué menosprecias a tu hermano (al débil, que no come y que tal vez hace caso especial de días)?» La razón de por qué no juzgar y menospreciar es dada en la última frase de este versículo. No somos jueces y señores unos sobre otros; Cristo es el Juez que se sentará en el tribunal. La palabra «Juzgar» se usa en este versículo, en el v. 3, y en la primera parte del 13, en el sentido de «condenar». En asuntos de indiferencia nadie tiene el derecho de condenar los hechos de otro. A propósito, es abusar de este versículo, o del 13, aplicarlo a toda clase de «juzgar» y bajo cualquier circunstancia. La Biblia no condena todo «juzgar» (Jn 7:24; 1 Co 6:2,5; 10:15; Hch 4:19; Ro 14:5; 14:13, decidid; 2 Co 2:1 determiné, etc. La misma palabra griega, KRINO, aparece en estos pasajes). Pero siempre hay quienes dicen: «La Biblia dice que no juzguemos» y luego citan tales textos como Ro 14:10 y Mt 7:1, torciéndolos porque ignoran el contexto y el sentido en que se usa la palabra en tales textos.

V. 11 – El hecho de que todos compareceremos ante el tribunal es respaldado por las escrituras, como por ejemplo Isaías 54:23. Este tema lo conocían muy bien los cristianos en Roma y en especial los judíos cristianos. No obstante, también los cristianos gentiles de Roma, si es que no conocían a profundidad ese tema, se podrían dar cuenta de su importancia al observar el lenguaje que usó Pablo en el versículo anterior cuando habla del «tribunal» de Dios: Los tribunales eran comunes en el mundo grecorromano; funcionarios como Pilato o Galión decretaban sus juicios desde el bema o tribuna (Hch 18:12).

V. 12 – En consecuencia, no debían de juzgarse ni menospreciarse entre ellos porque «cada uno dará cuenta a Dios de si mismo» y no de otros. Imagínese, pues, que en ese día cuando estemos delante del Señor empecemos a hablar de cómo se porto otro cristiano en lugar de dar cuenta de nosotros mismos. Estoy seguro que el Señor nos dirá: «Apartaos de mi», si tratamos de hacer eso y también si tenemos este mismo conflicto como los cristianos de Roma. David Roper, en su comentario al libro de romanos, escribió: «Después de Su resurrección, Jesús apareció a sus discípulos cerca del mar de Tiberias (Galilea) (Juan 21). Jesús aprovechó la oportunidad para hablarle a Pedro, quien lo había negado. Al terminar la conversación, Pedro le preguntó acerca de Juan, quien estaba cerca, diciendo: “Señor, ¿y qué de éste?” (V. 21). Jesús contestó: “… ¿qué a ti? Sígueme tú” (V. 22). En otras palabras, ¡Deja de preocuparte por otros y empieza a preocuparte por tu propia relación conmigo!»”.



CAPÍTULO II: REDUCIENDO NUESTRA LIBERTAD DE ACTUAR POR EL BIEN DEL HERMANO DEBIL (14:13-23)

«Por consiguiente, ya no nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidid esto: no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano. Yo sé, y estoy convencido en el Señor Jesús, de que nada es inmundo en sí mismo; pero para el que estima que algo es inmundo, para él lo es. Porque si por causa de la comida tu hermano se entristece, ya no andas conforme al amor. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió. Por tanto, no permitáis que se hable mal de lo que para vosotros es bueno. Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres. Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. En realidad, todas las cosas son limpias, pero son malas para el hombre que escandaliza a otro al comer. Es mejor no comer carne, ni beber vino, ni hacer nada en que tu hermano tropiece. La fe que tú tienes, tenla conforme a tu propia convicción delante de Dios. Dichoso el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe; y todo lo que no procede de fe, es pecado.» (LBLA 1997).

NO SIENDO PIEDRA DE TROPIEZO PARA LOS HERMANOS (v. 13-18)
Términos griegos:
Juzguemos y decidid: Gr. Kríno, propiamente distinguir, i.e. decidir (mental o judicialmente); por implicación tratar, condenar, castigar:-pensar, pleito, resolver, acordar, condenar, decidir, determinar, diferencia, hacer (justicia), juez, juicio, juzgar.
Inmundo: Gr. Koinós, probablemente de G4862; común, i.e. (literalmente) compartido por todos o varios, o (ceremonialmente) profano:-inmundo, común.
Amor: Gr. agápe (G25); amor, i.e. afecto o benevolencia; específicamente (plural) festín de amor:-ágape, amado, amor.
Entristece: Gr. Lupéo (G3077); afligir; reflexivamente o pasivamente estar triste:-afligir, angustiar, causar tristeza, contristar, entristecer, triste.

V. 13 – Pablo se dirige a los fuertes en esta sección (13- 18). «Por consiguiente», o en otras palabras, por las cuatro razones que hemos visto en los versículos 1-12 las cuales son suficientes para que los cristianos en Roma (tanto los judíos como los gentiles) dejen de juzgarse entre ellos. Pablo exhorta a los débiles a dejar de criticar a los fuertes, a los fuertes a dejar de hallar defectos en los débiles. Y en la segunda parte del versículo el apóstol les insta a «decidir» o «a que sea vuestro juicio»«no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano». Lo que pablo esta diciendo en este versículo, en las dos partes de este, es lo mismo, solo que en la segunda parte les explica lo que en realidad van a hacer al momento de dejar de juzgarse: dejar de ser tropiezos unos a otros.

V. 14 – El apóstol Pablo expone su posición con respecto a este tema y lo presenta en un lenguaje muy enfático. Su convicción es firme, profunda e inconmovible (Ga 5:10; Fil 2:24; 2 Ts 3:4; 2 Ti 1:5,12). Es una convicción basada no sólo en la enseñanza de Jesús (Mt 15:10,11, 16-20; Mr 7:14-23), sino también en la cercanía espiritual que el apóstol tenía con su Señor y Salvador. Pablo expone esta misma enseñanza en 1 Ti 4:4; Tit 1:15. En consecuencia, la impureza no está en la comida como tal, sino solo en la mente de la persona que lo considera inmunda. Esto no quiere decir que el pecado es sólo un asunto de conciencia o de opinión subjetiva. No, lo cierto es que hay muchas cosas que están definitivamente prohibidas. Ninguna opinión de hombre, ni siquiera el silencio de la conciencia, puede hacer bueno lo que Dios ha declarado malo. Lo que sí significa es que aún una actividad humana, como la que estamos tratando aquí, comer carne, que la persona considera impura, es mala para los que la consideran mala.

V. 15 – Siguiendo la declaración del v. 13b y conectándolo a este versículo, lo que Pablo dice es: «No pongas obstáculo o piedra de tropiezo a vuestro hermano PORQUE si tu hermano se entristece (contristado), ya no andas en amor». Andar conforme al amor significa salvar a las almas perdidas y no hacer que se pierdan. No debemos hacer cosas usando nuestra libertad que, bajo ciertas circunstancias, conduciría a otro hermano a hacer la misma cosa en violación de su conciencia hasta el grado de caer de la gracia de Dios, perdiéndose. Esto lo conduciría a un estado de pecar. Cristo murió por él, y ahora resulta la muerte de Cristo en vano en cuanto a él, porque el hermano cayó, se perdió. Ahora el bien del primer hermano, bajo esas circunstancias, es vituperado, en vista de las consecuencias de la pérdida del otro hermano.

V. 16, 17 – Si los hermanos fuertes continuaban en disputas con los hermanos débiles esto causaría un mal testimonio para la iglesia que es el reino. Ningún cristiano debe permitir que se hable mal del reino de Dios por causa de conflictos innecesarios como este. Pablo esta diciendo a los fuertes que se abstengan de su libertad de comer por motivos muy serios: Para no hacer caer al hermano débil y ahora para que el reino de Dios no sea blasfemado. El reino no esta basado sobre opiniones o sobre lo que es mejor para uno, no se diferencia en lo que comemos o bebemos, sino en la justicia divina (tratamiento correcto entre los hombres), la paz (que es producida como consecuencia de considerar y tolerar unos a otros en cosas indiferentes), y el gozo que todos los hermanos sienten porque andan ordenadamente en consideración mutua, cosa que favorece el Espíritu Santo. Por eso los miembros de este reino (cristianos, miembros de la iglesia) no deben poner tanta importancia en tales cosas que pueden causar disputas y escándalos.

V. 18 - Todo cristiano es siervo de Cristo, y por eso dará cuenta a Cristo y por Él será juzgado. Ahora, para ser siervo fiel y aprobado por Él, debe promover las cosas del reino, que son la justicia, la paz y el gozo. Haciendo esto, aun los hombres del mundo le aprobarán. Si el fuerte no menosprecia y el débil no juzga al siervo ajeno, habrá en la iglesia justicia, paz y gozo. Aun el mundo inconverso reconoce este curso o camino como admirable. El verdadero cristiano sirve a Cristo, ¡no a sí mismo!

PROCURANDO LA PAZ Y LA MUTUA EDIFICACIÓN (v. 19-23)
Términos griegos:
Edificación: Gr. Oikodomé. femenino (abstractamente) de un compuesto de G3624 y la base de G1430; arquitectura, i.e. (concretamente) una estructura; figurativamente confirmación:-edificación, edificar, edificio.
Escandalizar: Gr. Próskomma (G4350); tocón, colilla, i.e. (figurativamente) ocasión de apostasía:-(piedra de) tropiezo, tropezadero.

V. 19 – Conflictos sobre opiniones solo trae eso: conflictos, división, rencores, etc. El autor exhorta a que se hagan cosas que produzcan paz y edificación espiritual. Al usar la palabra «edificación» implica la idea de que, así como un edificio para que este perfectamente terminado se debe construir (o edificar) siguiendo el plano del arquitecto tal y como esta, sin hacer ninguna modificación; de la misma forma el cristiano desde el momento del bautismo esta en una constante edificación espiritual siguiendo el plano o molde divino (la palabra de Dios). Contender sobre opiniones no es basarnos al plano del arquitecto.

V. 20 – Contender sobre opiniones es destruir la obra de Dios en los creyentes. «la comida» se aplica a cualquier cosa de indiferencia o derecho personal, como por ejemplo comer carne. «Todas las cosas (para comer) son limpias (aceptadas por Dios para comer)» (Véase versículo 14). Por esto no está pecando el que come de cualquier carne; por esto se llama el «fuerte» en la fe. No obstante este derecho o libertad de comer no ha de ser empleado bajo circunstancias que conducirían al débil a violar su conciencia, al comer algo que piensa ser inmundo (y por eso pecaminoso). «Comer con ofensa, con escándalo» es «comer, haciendo tropezar» como bien lo explica la Versión Revisada (1960). Aunque toda carne es lícita para comer, ¡no es lícito al fuerte en la fe comer DIA PROSKOMMATOS (por ocasionar tropiezo)! En tal caso comer la carne lícita le sería ilícito.

V. 21 – Un cristiano maduro en ocasiones como esta tendrá que abstenerse de su libertad de actuar para no hacer caer a un hermano débil. «Ni beber vino» se refiere al vino asociado con la idolatría. El cristiano fuerte en la fe, y que contribuye a la paz y a la mutua edificación, no piensa solamente en el derecho que tiene para hacer alguna cosa, sino también en la circunstancia del momento, porque si bajo ciertas circunstancias su bien (versículo 16) sirve de ocasión para que tropiece algún hermano débil en la fe, cayendo y perdiéndose, se abstiene de hacerla.

V. 22 – El énfasis en el pronombre «tú», que en el original aparece al comienzo mismo de la oración, es como si Pablo estuviese escuchando, con su imaginación, a un creyente «fuerte»; pero uno a quien le encanta oírse a sí mismo. Este hermano estaría diciendo: «Yo insisto en mi libertad; y yo digo que yo no permitiré que nadie interfiera con esa ilimitada libertad mía», etc. Y es como Pablo, por así decirlo contestase: «Es mejor que tú guardes entre ti y Dios esa convicción que tú tienes». Y luego añade: «Dichoso el que no se condena a sí mismo en la que aprueba»; con lo que quiere decir, internamente feliz aquella persona que evita traer sobre sí misma el juicio de Dios por insistir en el ejercicio de su «libertad» aunque tal insistencia resulta en daño para su hermano «débil». 

V. 23 – Sobre este versículo comparto la idea de Bill H. Reeves, al momento de explicarlo: «Pero el (el débil en la fe) que duda sobre lo que come (pensando que Dios le prohíbe comerlo), es condenado (porque viola su conciencia, presumiendo hacer lo que cree carecer de autoridad bíblica), porque no lo hace con fe (con convicción de que es lícita la cosa); y todo lo que no proviene de fe (de convicción y según la conciencia; de la creencia de que es justa y correcta la cosa; de la persuasión de que hace bien al hacer la cosa), es pecado (porque es hacer como infringiendo mandamiento o prohibición de Dios y es igual a hacer alguna cosa que Dios en realidad prohíbe)». En este versículo la palabra «fe» quiere decir «conciencia». Se trata de escrúpulo u opinión. La conciencia del hermano débil, por estar mal enseñada, causa que él dude de la cosa permisible, haciéndole pensar que la cosa es mala (versículo 20).

Resumen: Tener la razón es de vital importancia en asuntos de fe. Jimmy Allen escribió: «Hay ámbitos en los cuales no podemos callar ni hacer concesiones. [Las vidas] de Jesús y de los apóstoles estuvieron llenas de polémica. Debemos contender ardientemente por la fe (Judas 3)». En relación con los falsos maestros, Pablo dijo: «… a los cuales ni por un momento nos sometimos…» (Gálatas 2.5a). No obstante, en asuntos de opinión algunas cosas son más importantes que tener la razón. Tener el cuidado de no lastimar a algún hermano es más importante que tener la razón. Esforzarse siempre por ayudar a un hermano es más importante que tener la razón. Que Dios nos ayude a preocuparnos más por nuestros hermanos y hermanas, que por nosotros mismos.