La creación de Adán

El ser humano se esfuerza bastante por acercarse a Dios; pero, sobre todo, es Dios el que hizo, hace y hará el mayor esfuerzo por acercarse a nosotros.

La caída del hombre

El mal es la ignorancia del bien, la ausencia del bien; esto es, la ausencia de Dios en la vida del hombre.

Dios hecho hombre: Jesús

El plan de redención de Dios es el propósito de la existencia de la Iglesia iniciada por aquellos doce que aceptaron el llamado.

El día del juicio final

El ser humano no ha sido creado solo para morir, sino que ha sido creado para vivir eternamente: feliz o infeliz.

Fe y razón

La fe no es verdadera sin razones que la fundameten y la razón no es completa sin la presencia de la fe.

17 de septiembre de 2013

CIENCIA ES PREGUNTAR A LA REALIDAD. UN PARALELO ENTRE DESCARTES Y GALILEO

DESCARTES Y GALILEO: EL MÉTODO CIENTÍFICO

Para Descartes el método propuesto por Galileo era inválido, por lo que estableció su propio método, de apariencia científica, basado en el mecanicismo, el cual sostiene que todos los seres complejos no son nada más que el resultado del movimiento de las partes; por ende, tanto los animales como el hombre (su cuerpo) son máquinas sin una auténtica individualidad. Por ello, dicho método se reduce en dos pasos fundamentales: el análisis, el objeto descompuesto en partes simples para su estudio, y la síntesis, las partes juntadas de nuevo en un único mecanismo por medio de las leyes del movimiento. En consecuencia, la ciencia puede contestar a cualquier pregunta, pues cualquier objeto puede ser descompuesto en sus partes.

Por otro lado, el método cartesiano corresponde a una concepción pre-galileana de la ciencia. En efecto, mal entendió y contradijo cada punto del método científico propuesto por Galileo. En primer lugar, para Descartes el método de la ciencia natural se quedad deductivo, pues empieza por los principios primeros - como se verá en su concepción sobre la razón - y deduciendo de esos todas las propiedades particulares. En segundo lugar, habla de experimentos, pero solo los entiende como simples observaciones ya que la experiencia sensible no es fiable. En tercer lugar, sí usa las matemáticas, pero como modelo de su método deductivo y no como instrumento. Por último, rechaza la autoridad solo  porque piensa que él solo puede realmente entender su método.

Por todo lo anterior, Descartes no puede ser considerado como un científico moderno, ya que su método a priori (deductivo-mecanicista) no tiene ninguna relación con la ciencia, iniciada por Galileo; por el contrario, puede ser solo calificado como filósofo o matemático. En efecto, Descartes no dio ninguna contribución directa a la ciencia natural, ni descubrió el principio de la inercia, aunque tuvo una intuición más sería que la de Galileo.

Sin embargo, aunque sean generalmente presentados, tanto Galileo como Descartes, como aquellos que originaron la ciencia moderna; en realidad ese mérito solo le corresponde a Galileo. En principio, porque su método, a diferencia del mecanicismo filosófico de Descartes, es el que ha sido y sigue usándose por la ciencia moderna y, además, ha sido la base de los descubrimientos científicos posteriores. En efecto, se puede constatar que ningún principio del método galileano ha sido cambiado. En segundo lugar, porque el mecanicismo cartesiano no es aplicable científicamente, sino solo en el plano de la filosofía; su método es un mecanicismo filosófico y no el mecanicismo científico que sí se le puede atribuir a Galileo. Por último, la concepción cartesiana, por ser a priori, no toma en cuenta la experiencia sensible, lo cual, en cambio, es fundamental tanto en el método científico como en la ciencia moderna para llegar al conocimiento a través de los particulares, de la esencia.

DESCARTES Y LA IDEA DE RAZÓN

La idea fundamental de razón para Descartes es entendida como medida de todas las cosas. Es como si se tratase de una habitación limitada y destinada a convertirse en una tumba donde cualquier novedad es imposible o solo aparente, formal. Sin embargo, esa idea llevó a Descartes a tratar de reconstruir toda la filosofía según el método matemático, ya que era la única disciplina que había logrado resultados ciertos para todos. Esto significaba encontrar al menos una verdad absolutamente cierta de la cual empezar para luego deducir todo lo demás; dicha verdad o comienzo es el famoso "cogito ergo sum", puesto que es la única cosa que es necesariamente verdadera. En otras palabras, es la razón la que ha de deducir todo lo demás; la experiencia sensible no tiene cabida en este asunto.

Además, como instrumente de la deducción, Descartes emplea la duda, que es solo metodológica, porque después de haber cumplido con su tarea de ayudar a rechazar todo lo que no es cierto, tiene que ser superada. Y la manera de superarla es que todo lo que no es evidente tiene que ser deducido del cogito. En consecuencia, este último determina no solo qué soy sino qué cosas soy: una cosa que piensa ("res cogitans") y, por tanto, no tiene materia; lo que sí tiene materia ("res extensa") es contrapuesta. Descartes pretende establecer la esencia de la materia y reduce sus propiedades a meras propiedades geométricas. Es decir, aquel termina en un dualismo metafísico entre el mundo de la materia y del espíritu, donde ambos coexisten pero sin ser realmente juntos.

Todo lo anterior se debe a que Descartes decide basarse exclusivamente en una razón auto suficiente: el racionalismo, el cual, según el doctor Paolo Musso*, es el auténtico dogma central de la modernidad. No obstante, el problema esencial de Descartes es el mismo que empujó a Galileo a actuar su revolución metodológica: que el mundo es contingente. Es decir, el mundo, siendo su existencia no necesaria, no puede ser deducida por ningún principio lógico, o lo aceptamos como un dato o lo perdemos. Por ello, es necesario seguir la sugerencia del dato, de la realidad.

Para Galileo la razón era como una ventana abierta de par en par a la realidad que el hombre posee y experimenta como suya en la medida que se adhiere a ella, la obedece. La duda metodológica de Descartes no tiene nada que ver con el auténtico método científico, pues desemboca en un escepticismo absoluto. En cambio, si se entiende la duda como pregunta se cambiaría a un método como el de Galileo: "se duda solitos, pero se pregunta a otro diferente y fuera de nosotros". No hay otra manera de hacer ciencia que la de preguntar y seguir preguntando a la realidad, pero siempre basarnos en las certezas que nos ha dado más que en las preguntas para no caer en una duda paralizante. Esa es la opción que podemos seguir.


*Paolo Musso, Doctor en filosofía de la ciencia, es profesor de Filosofía de la Ciencia en la Università dell’Insubria de Varese, y profesor visitante de Epistemología en la UCSS.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
MUSSO, Paolo, Epistemología, Fondo Editorial UCSS. Lima, 2012