La creación de Adán

El ser humano se esfuerza bastante por acercarse a Dios; pero, sobre todo, es Dios el que hizo, hace y hará el mayor esfuerzo por acercarse a nosotros.

La caída del hombre

El mal es la ignorancia del bien, la ausencia del bien; esto es, la ausencia de Dios en la vida del hombre.

Dios hecho hombre: Jesús

El plan de redención de Dios es el propósito de la existencia de la Iglesia iniciada por aquellos doce que aceptaron el llamado.

El día del juicio final

El ser humano no ha sido creado solo para morir, sino que ha sido creado para vivir eternamente: feliz o infeliz.

Fe y razón

La fe no es verdadera sin razones que la fundameten y la razón no es completa sin la presencia de la fe.

6 de septiembre de 2015

LA REVALORACIÓN DE LA PENA Y EL SENTIMIENTO DE CULPA

INTRODUCCIÓN 

La concepción del «sentimiento de culpa», ha sido ampliamente utilizada durante el S. XX, especialmente en los tratados de filosofía y psicología, para referirse fundamentalmente al origen y significado de sus implicaciones en la conciencia, como es el caso del malestar y turbación interior que experimenta la conciencia ante la deficiencia de determinados actos morales. 

Se podría decir, en primera instancia, que las interpretaciones realizadas por Nietzsche han sido una de las principales causas que han contribuido a difundir la concepción negativa del sentimiento de culpa en amplios sectores de la sociedad. Al plantear la cuestión de su sentido y procedencia, lo hace desde unas instancias radical y parcialmente distintas a las sustentadas por el cristianismo en su antropología, al considerar que el sentimiento de culpa y sus consecuencias son perjudiciales y contraproducentes para la conciencia y la felicidad humana. 

Para confrontar estos supuestos, haré una crítica de sus afirmaciones expuestas principalmente en su obra «La Genealogía de la Moral», y siguiendo el hilo conductor de sus pensamientos, culminaré con una reflexión, desde una perspectiva cristiana, con el objetivo de esclarecer esta compleja cuestión que tanta influencia ha tenido y prosigue teniendo en la cultura occidental, especialmente en lo que se refiere a la libertad y responsabilidad de los actos morales. 

Para Nietzsche «la pena» y el «sentimiento de culpa» tienen una relación forzada por la voluntad de poder. Ambas concepciones tienen un origen inhumando, es decir, que no corresponde a la naturaleza humana. Por tanto, en sus obras, principalmente en la Genealogía de la Moral, expondrá una crítica negativa sobre el origen, la utilidad y la valoración de ambas. Cabe resaltar que necesariamente la crítica se dirige también al cristianismo, puesto que será el principal promotor de estas ideas que tanto aborrece el autor. 

En primer lugar, en lo referente a la pena, Nietzsche lo relaciona directamente con el castigo. Este es fruto de una larga historia de usos y finalidades muy diferentes, tanto es así que en La Genealogía de la Moral (Tratado Segundo, numeral 13), hará una lista de tipos de penas con distintas finalidades. Directamente dirá que no existe una utilidad para la pena que no haya sido impuesta para corresponder a la voluntad de poder. Todo castigo que ha existido en la historia humana ha tenido un alcance negativo en el desarrollo de la libertad del hombre. Y el tope de la crítica nietzscheana se da cuando menciona que la pena ha sido utilizada para despertar el en culpable el sentimiento de culpa, el remordimiento de conciencia, la «mala conciencia». Para él, es lo peor que pudo haber hecho el cristianismo: relacionar la pena como instrumento para generar el arrepentimiento en las personas. 

Es por ello, y en segundo lugar, que en el siguiente numeral explicará que ha sido una tarea inútil el tratar de reformar a los delincuentes y malhechores a través de los castigos. Puesto que lo único que se ha generado es endurecer sus corazones. 

«La pena, se dice, poseería el valor de despertar en el culpable el sentimiento de culpa […] Mas con ello se sigue atentando, todavía hoy, contra la realidad […] La pena endurece y vuelve frío, concentra, exacerba el sentimiento de extrañeza, […] el desarrollo del sentimiento de culpa fue bloqueado de la manera más enérgica cabalmente por la pena, […] pués él ve que ese mismo tipo de actuaciones se ejerce con buena conciencia».

El sentimiento de culpa jamás se dará a través de los castigos, e incluso, no debería existir la culpa en este mundo. Es el cristianismo el generador de la culpa en los hombres a través de su sistema moral. La experiencia ha probado que a los que se intentaba reformar solo han sido endurecidos. No hay una utilidad de la pena que desarrolle al hombre, solo lo priva de su libertad originaria. Esta es la concepción de Nietzsche. 

No obstante, al igual que mi crítica a varios autores de la filosofía moderna y contemporánea, esas concepciones presentan una visión parcializada de la realidad. Pareciera difícil que una sola persona logre una comprensión objetiva de toda la realidad sin llegar a caer en la tentación de la subjetividad. El autor en mención en varias ocasiones se presenta como el que tiene la verdad y se burla de otros autores libremente acusándolos de no saber de lo que escriben, de no tener la verdad sobre los temas que abordan. Este pensador presenta muchas afirmaciones con respecto a la moral, la libertad, los valores, los instintos, la Iglesia, la conciencia; claro no sin haber estudiado, analizado, leído una gran cantidad de libros, pero siempre desde una visión parcial: basada en lo que recoge de la experiencia, de la historia, mas no de los fundamentos antropológicos y ontológicos de cada concepto. Si de ante mano no toma en cuenta la Metafísica, entonces no tiene otra fuente más que la vivencia humana. 

Esa es justamente la raíz del problema que en este ensayo deseo profundizar sobre la concepción nietzscheana. Basarse el cómo los hombres han tratado o utilizado las verdades llevará siempre a un cambio constante de definiciones. En toda la historia humana se han conocido verdades universales que luego han sido modificadas en sus definiciones solo para adecuarlos a la «realidad» del momento (beneficio circunstancial). El hombre se ha tomado esa atribución de poder redefinir las verdades y por ello han surgido las guerras, las ideologías e incluso algunas religiones: por las opiniones humanas. 

Sin embargo, la realidad siempre será la misma, frente a todos los cambios aparentes que la humanidad desee establecer. El hombre siempre será hombre, el fuego siempre será fuego, Dios siempre será Dios, el bien no es el mal y la moral no será inhumana. Buscar respuestas o verdades solo a través de los sucesos nos llevará a cambiar lo que no debe ser cambiado: los fundamentos universales establecidos desde antes del origen del hombre en la tierra. Y solo por mencionar, ahora sufren esas consecuencias verdades como el matrimonio, la vida, la familia, Dios, la trascendencia, etc. 

Nietzsche dice: «voy a dar aquí el esquema a que yo he llegado basándome en un material relativamente escaso tomado al azar». En mi opinión, ese es su problema, analizar una verdad fundamental a través de las formas en cómo el ser humano, imperfecto y muchas veces inconsciente, la ha tratado. De esa manera se llega a verdades parciales, no objetivas. 

A modo de reflexión, quisiera mencionar que tanto la pena y el sentimiento de culpa no necesariamente están relacionados con aspectos negativos. La libertad que tanto defiende el autor mencionado, nunca podrá ser realizada si no se comprende la verdadera utilidad de la pena. Pero tomémosla no solo como un simple «castigo», sino como una justa consecuencias de nuestros actos morales. Es decir, la libertad no puede ser aislada de la responsabilidad y donde hay responsabilidad, si hay equivocaciones, tiene que haber aceptación de la pena (entendida como la justa reciprocidad de nuestras acciones). Es un hecho natural la acción y reacción. La pena no escapa de lo humano si es aplicado correctamente. Entonces, todo dependerá de los motivos de cada persona y Estado al aplicar las sanciones. De otra manera, ¿qué clase de libertad se estaría cultivando? Pues la que hoy en día se practica, la nihilista, la que no se preocupa por el bien común, sino que sigue sus egoístas intenciones. 

Y de igual manera, el sentimiento de culpa es más humano, puesto que refleja la capacidad para reconocer los propios errores. Eso es lo que nos identifica como humanos, tener conciencia de lo que se hace y lo que se hace mal sentir el arrepentimiento necesario para poder revertir las situaciones. 

CONCLUSIÓN 

Una concepción parcial de la realidad siempre decaerá en lo subjetivo, y si dicha concepción es altamente aceptada, lo que decaerá será la sociedad que la acepte. Y justamente es lo que ha pasado en esta edad contemporánea: estamos viviendo las consecuencias de creer en «verdades» relacionadas con visiones limitadas de la realidad y en muchas ocasiones vaciadas de la realidad. 

«Pero el cristiano sabe que la verdad no es la nada, sino que “el yugo de la verdad se hace ligero (Mt 11,30) cuando la Verdad viva nos ama y consume nuestras culpas en su amor. Sólo cuando sepamos y experimentemos interiormente todo esto, seremos libres para oír alegremente y sin miedo el mensaje de la conciencia.»

BIBLIOGRAFÍA: 

· Nietzsche. “La Genealogía de la Moral”, Tratado segundo. 

· Jacinto Choza. “Conciencia y afectividad: Aristoteles, Nietzsche, Freud”. EDITORIAL: EUNSA Pifarré Clapes, LLuis, “El sentimiento de culpa en Nietzsche y Freud”. Arvo.net, 2005. Actualización 29-01-2010. 


[1] Pifarré, El sentimiento de Culpa en Nietzsche y Freud, pág 3 


[2] Nietzsche, Genealogía de la Moral, Tratado Segundo, numeral 13 y 14 


[3] Op. CIt. Pág. 105 


[4] Op. Cit. Pág. 103 


[5] Pifarré, pág. 43

17 de septiembre de 2013

CIENCIA ES PREGUNTAR A LA REALIDAD. UN PARALELO ENTRE DESCARTES Y GALILEO

DESCARTES Y GALILEO: EL MÉTODO CIENTÍFICO

Para Descartes el método propuesto por Galileo era inválido, por lo que estableció su propio método, de apariencia científica, basado en el mecanicismo, el cual sostiene que todos los seres complejos no son nada más que el resultado del movimiento de las partes; por ende, tanto los animales como el hombre (su cuerpo) son máquinas sin una auténtica individualidad. Por ello, dicho método se reduce en dos pasos fundamentales: el análisis, el objeto descompuesto en partes simples para su estudio, y la síntesis, las partes juntadas de nuevo en un único mecanismo por medio de las leyes del movimiento. En consecuencia, la ciencia puede contestar a cualquier pregunta, pues cualquier objeto puede ser descompuesto en sus partes.

Por otro lado, el método cartesiano corresponde a una concepción pre-galileana de la ciencia. En efecto, mal entendió y contradijo cada punto del método científico propuesto por Galileo. En primer lugar, para Descartes el método de la ciencia natural se quedad deductivo, pues empieza por los principios primeros - como se verá en su concepción sobre la razón - y deduciendo de esos todas las propiedades particulares. En segundo lugar, habla de experimentos, pero solo los entiende como simples observaciones ya que la experiencia sensible no es fiable. En tercer lugar, sí usa las matemáticas, pero como modelo de su método deductivo y no como instrumento. Por último, rechaza la autoridad solo  porque piensa que él solo puede realmente entender su método.

Por todo lo anterior, Descartes no puede ser considerado como un científico moderno, ya que su método a priori (deductivo-mecanicista) no tiene ninguna relación con la ciencia, iniciada por Galileo; por el contrario, puede ser solo calificado como filósofo o matemático. En efecto, Descartes no dio ninguna contribución directa a la ciencia natural, ni descubrió el principio de la inercia, aunque tuvo una intuición más sería que la de Galileo.

Sin embargo, aunque sean generalmente presentados, tanto Galileo como Descartes, como aquellos que originaron la ciencia moderna; en realidad ese mérito solo le corresponde a Galileo. En principio, porque su método, a diferencia del mecanicismo filosófico de Descartes, es el que ha sido y sigue usándose por la ciencia moderna y, además, ha sido la base de los descubrimientos científicos posteriores. En efecto, se puede constatar que ningún principio del método galileano ha sido cambiado. En segundo lugar, porque el mecanicismo cartesiano no es aplicable científicamente, sino solo en el plano de la filosofía; su método es un mecanicismo filosófico y no el mecanicismo científico que sí se le puede atribuir a Galileo. Por último, la concepción cartesiana, por ser a priori, no toma en cuenta la experiencia sensible, lo cual, en cambio, es fundamental tanto en el método científico como en la ciencia moderna para llegar al conocimiento a través de los particulares, de la esencia.

DESCARTES Y LA IDEA DE RAZÓN

La idea fundamental de razón para Descartes es entendida como medida de todas las cosas. Es como si se tratase de una habitación limitada y destinada a convertirse en una tumba donde cualquier novedad es imposible o solo aparente, formal. Sin embargo, esa idea llevó a Descartes a tratar de reconstruir toda la filosofía según el método matemático, ya que era la única disciplina que había logrado resultados ciertos para todos. Esto significaba encontrar al menos una verdad absolutamente cierta de la cual empezar para luego deducir todo lo demás; dicha verdad o comienzo es el famoso "cogito ergo sum", puesto que es la única cosa que es necesariamente verdadera. En otras palabras, es la razón la que ha de deducir todo lo demás; la experiencia sensible no tiene cabida en este asunto.

Además, como instrumente de la deducción, Descartes emplea la duda, que es solo metodológica, porque después de haber cumplido con su tarea de ayudar a rechazar todo lo que no es cierto, tiene que ser superada. Y la manera de superarla es que todo lo que no es evidente tiene que ser deducido del cogito. En consecuencia, este último determina no solo qué soy sino qué cosas soy: una cosa que piensa ("res cogitans") y, por tanto, no tiene materia; lo que sí tiene materia ("res extensa") es contrapuesta. Descartes pretende establecer la esencia de la materia y reduce sus propiedades a meras propiedades geométricas. Es decir, aquel termina en un dualismo metafísico entre el mundo de la materia y del espíritu, donde ambos coexisten pero sin ser realmente juntos.

Todo lo anterior se debe a que Descartes decide basarse exclusivamente en una razón auto suficiente: el racionalismo, el cual, según el doctor Paolo Musso*, es el auténtico dogma central de la modernidad. No obstante, el problema esencial de Descartes es el mismo que empujó a Galileo a actuar su revolución metodológica: que el mundo es contingente. Es decir, el mundo, siendo su existencia no necesaria, no puede ser deducida por ningún principio lógico, o lo aceptamos como un dato o lo perdemos. Por ello, es necesario seguir la sugerencia del dato, de la realidad.

Para Galileo la razón era como una ventana abierta de par en par a la realidad que el hombre posee y experimenta como suya en la medida que se adhiere a ella, la obedece. La duda metodológica de Descartes no tiene nada que ver con el auténtico método científico, pues desemboca en un escepticismo absoluto. En cambio, si se entiende la duda como pregunta se cambiaría a un método como el de Galileo: "se duda solitos, pero se pregunta a otro diferente y fuera de nosotros". No hay otra manera de hacer ciencia que la de preguntar y seguir preguntando a la realidad, pero siempre basarnos en las certezas que nos ha dado más que en las preguntas para no caer en una duda paralizante. Esa es la opción que podemos seguir.


*Paolo Musso, Doctor en filosofía de la ciencia, es profesor de Filosofía de la Ciencia en la Università dell’Insubria de Varese, y profesor visitante de Epistemología en la UCSS.

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
MUSSO, Paolo, Epistemología, Fondo Editorial UCSS. Lima, 2012




10 de febrero de 2013

EL SENTIDO RELIGIOSO EN LOS NIÑOS

Palabras clave: sentido religioso, valores morales, diálogo didáctico

RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo estimular el sentido religioso en los niños de educación primaria, a través del diálogo didáctico. Consideramos que en una realidad como la nuestra, la pérdida del valor humano ha aumentado y en consecuencia origina una crisis de vida. Esta afecta a toda la sociedad, incluyendo a los niños que están dentro de la escuela, porque se ha alterado la convivencia y la interacción afectiva entre compañeros. 

A fin de responder a esta situación se busca incentivar el sentido de vida con un enfoque humanista a través del diálogo didáctico y así realizar los valores morales enseñados por Jesús, Dios y hombre verdadero. 

INTRODUCCIÓN
Actualmente se evidencian hechos muy desagradables que dañan a la misma persona, como lo son el homicidio, el robo, la corrupción, el bullyng y una lista grande más de antivalores. Haciendo una reflexión pedagógica surgen estas preguntas: ¿cuál es el papel que debe desempeñar el docente en la actualidad frente a estas situaciones? y ¿por qué se acrecienta la deshumanización entre los más pequeños?

En la escuela, los niños reflejan actitudes negativas que han sido influenciadas por otros. Muchas veces se presencia la violencia física y verbal entre compañeros. Existe un egocentrismo en el que solo se busca el propio bien personal y no el del otro. Por otro lado, las relaciones interpersonales de diálogo y escucha han disminuido por la falta de interés de aquello que propone el maestro al enseñar. 

Este artículo propone partir del valor humano del sentido religioso que es la esencia de la persona. En este caso con referencia a los niños. Si bien la formación religiosa del niño le pertenece a los padres, también los docentes tienen parte de responsabilidad en estimular su lado espiritual porque es una de las dimensiones del educando. 

Por ello se tomará en cuenta el área de educación religiosa, ya que contribuye al desarrollo y crecimiento integral de los estudiantes, con una formación en valores. Dicha área parte de la capacidad del niño para ejercer decisiones morales de acuerdo a su edad y maduración. En este sentido, creemos que la educación religiosa en la escuela ha sido parcialmente descuidada, porque se ha venido dejando de lado su enseñanza y práctica, desarrollando al contrario otras áreas que se consideran más importantes. 

Por eso, al darle el interés adecuado al área de religión, se estimulará el sentido religioso en los niños, como capacidad innata de nuestra naturaleza que nos ha sido dada por Dios. Con ello queremos favorecer el conocimiento de la existencia de esa dimensión en cada sesión de clase. 

Para llevar a cabo el despertar de esta capacidad, se propone crear un ambiente dialógico en el aula, en donde se evidencie la interacción entre compañeros con una apertura al diálogo tolerante y respetuoso. Asimismo, difundir las enseñanzas de Jesucristo que son de gran soporte a nuestras vidas en la actualidad. Por eso, con el compartir de los comentarios, el intercambio de opiniones y las experiencias cotidianas habrá un mayor interés por la clase de religión y sobre todo se les formará espiritualmente con los mensajes que se transmite. 

Para fundamentar nuestra propuesta nos basaremos primero en significativos educadores y críticos que previamente han abordado el tema del sentido religioso. Después en estrategas que proponen el diálogo como maneras didáctica para estimular esta capacidad. Entre ellos destacan: Luigi Giussani, Antonio Pérez, Saturnino de la Torre, Antonia Pascual y Josep M. Puig. Por otro lado, nos será de mucha utilidad los aportes del psicoterapeuta Carl Rogers, con su enfoque humanista, y Kohlberg referente al desarrollo moral en las personas. 

Finalmente, reafirmamos que el diálogo como estrategia didáctica puede despertar la sensibilidad a los problemas sociales de su entorno y puede humanizar desde muy pequeño a la persona, su despertar en la conciencia de su razón frente a su existencia y propósito en la vida.

DESARROLLO: EL SENTIDO RELIGIOSO A TRAVÉS DEL DIÁLOGO DIDÁCTICO

El interés de la investigación-acción surge por estudiar sobre cómo el niño puede ser sensible con sus compañeros de aula y no recurrir a la violencia. Buscamos un sentido, una razón que nos explique por qué se vuelve tan difícil la sensibilidad humana en niños, por qué nos cuesta tanto entender a los demás y por qué olvidamos nuestro lado humano. 

Todo ello surgió a raíz de la práctica pre-profesional I, cuando se fue observando la falta de sensibilidad humana hacia el otro estudiante, parecía que se iba perdiendo. Lo que sobresalía en el aula de primaria eran los golpes, los insultos, los apodos sobre la apariencia física, las burlas cuando un compañero pasaba por alguna dificultad y las palabras soeces. 

Asimismo, otra situación que observé en las aulas de diferentes colegios fue que el área de religión no era tomada en cuenta en ciertas ocasiones. En el horario que le correspondía se enseñaba el área de Matemática o Comunicación. Si se realizaba la clase de religión solo consistía en una transcripción de la pizarra al cuaderno o en resolver algunas fichas de aplicación. 

En mi proceso de búsqueda, había preguntas que se repetían sin cesar: «¿qué es lo que está sucediendo en los niños? » «¿Será indisciplina? » «¿Por qué no respeta a su prójimo? » «¿Tendrá que ver con la falta del valor humano? Y si es así, ¿por qué el área de educación religiosa no contribuye a la mejora de su humanidad? » «¿Se estará dando la debida importancia a esta área?» 

Nuestro primer análisis fue partir de la lectura del Diseño Curricular Nacional, especialmente el área de educación religiosa, para dar respuestas a algunas de las interrogantes. Allí encontré que actualmente se vive una crisis del sentido de la existencia humana, que da origen a una deshumanización. Por ello, el área parte del valor humanizador de lo religioso para el desarrollo y la formación integral de la persona. Tanto en el plano personal y social rescata los valores que dignifican al ser humano y aquellos que contribuyen al desarrollo de todos y cada uno de los miembros de la gran familia humana. (DCN 2009:271) 

De esta manera comprendimos, cual es la importancia del área de educación religiosa. Entonces era necesario crear un ambiente comunitario dentro de la escuela y saber sobre lo que nos ha enseñado Jesucristo como humano y maestro verdadero. 

Las ideas que acabamos de resumir y comentar se centran en dos grandes conceptos que desde nuestra perspectiva merecen una explicación más detallada. Se trata de las nociones de sentido religioso y diálogo didáctico.

Clarificación del significado del sentido religioso

Durante el inicio de las sesiones de las prácticas pre-profesionales II, III y IV se introdujo algunas interrogantes a los niños para que despierten su curiosidad, tales como: «¿ustedes conocen a un hombre que realmente fue fuerte y que podía vencer a muchos enfrentándose él solo?» «¿qué saben sobre ello?», etc. 

Los niños respondían, pero generalmente daban respuestas que tenía que ver con personajes de dibujos animados. Entonces empecé por contar algunas historias bíblicas que a los niños les llamó la atención y ellos se veía una necesidad de seguir escuchando; asimismo, observé la sed de conocer más sobre los personajes bíblicos. Comprendí que la palabra de Dios no solo me servía para educarlos espiritualmente sino que servía de mucho para motivarlos y para ver resultados agradables en lo que los estudiantes expresaban sus opiniones y podían extraer el mensaje que puede ser aplicado en su vida cotidiana. 

El sentido religioso es una capacidad innata de la persona; se considera de importancia estimularla a los más pequeños, porque así comprenderán la identidad que nos ha sido dada, que es nuestra humanidad y reconocer el Hecho Cristiano en la práctica educativa. Esto es la base en la enseñanza de los niños, para ayudarles a descubrir su humanidad. 

Indicamos a continuación algunas citas de autores que aclaran los conceptos indicados: 
«Entre todas las capacidades de nuestra naturaleza, el sentido religioso es, sin duda, la fundamental, ya que todas las demás se refieren a bienes parciales, mientras que éste se refiere al bien final y definitivo. Por lo tanto, la capacidad natural que constituye el sentido religioso en cierto modo reúne en sí todos los fines de las demás capacidades de nuestra persona.» (Giussani 1994:18)
«El sentido religioso es la capacidad que tiene la razón de expresar su naturaleza profunda en un interrogante último; es el “locus” de la conciencia que el hombre tiene de su existencia.» (Giussani 2005:85) 


«Ser humano es aquí, un adjetivo calificativo que indica esta cualidad moral de condolerse por los otros. Lo que llamamos educación, entendida como formación, es el esfuerzo por dirigir las influencias que puedan hacer al hombre humano, capaz de sentir la raíz común de esa humanidad (…) Ser indiferente al dolor ajeno o, incluso, gozar con él son signos de una mala educación. Como lo es el no saber compartir la alegría ajena o la propia.» (Carvallo 2011) 
Es importante esta formación en los niños, porque es una de las dimensiones de personalidad del estudiante y una exigencia imprescindible que está inmersa en él. Por ello, busqué con esta investigación que los niños vivan el sentido de religiosidad, la vivencia de Dios y valoren su humanidad, el don preciado que trasciende. Y esto es para que a medida que crezca no pierda su relación con Dios y en el momento que empiece sus cambios de modo de ser pueda discernir entre el bien y el mal. 

A los niños se les debe aclarar el sentido de la vida, que es comprender que Dios nos creó para ser felices, para vivir en armonía y en amor con ellos mismos, con los demás y la naturaleza, según su identidad. A cada uno lo hizo único e irrepetible, libre, con razonamiento, con voluntad, con dones, para que cada uno de nosotros pueda llegar a alcanzar una vida plena yendo al encuentro con Él. 

Una de las fuentes que aportó en la formación del sentido religioso fue el esclarecimiento sobre Jesús, quien no escribió ningún libro de pedagogía pero ejercitó su función de maestro de un modo muy especial. 
«Jesús fue maestro con la palabra y con el ejemplo, absolutamente libre y entregado a su misión, que partió siempre de las alegrías, temores y esperanzas de la gente e hizo de la pregunta y de la parábola caminos para alimentar la reflexión y el encuentro con la verdad que salva la vida. Practicó como nadie la pedagogía del testimonio, la pedagogía del amor, la pedagogía de la creatividad, la pedagogía de la libertad y la pedagogía de la crítica o de la pregunta.» (Pérez 2006:105) 
Jesucristo es el mejor modelo de maestros y de modelo humano, porque asentó las bases de la compasión y comprometió su cuerpo, alma y mente en su quehacer diario. El testimonio de vida de Jesús sirve para educar a los niños en su relación con Dios. 

Siguiendo con la búsqueda de cómo educar el sentido religioso es necesario saber el aspecto evolutivo religioso en los niños y el desarrollo moral. Toda persona tiene una capacidad universal del juicio moral que debe desarrollarse en el trayecto de su vida, solo se necesita descubrir y estimulara su capacidad para ejercer decisiones morales de acuerdo a su edad y maduración. 
«Cuando el niño aborda el mundo, lejos de ser un adulto en miniatura, lejos de diferenciarse de él solo por la cantidad de nociones, tiene su propia manera de percibir la realidad, tiene su propia estructura mental coherente y dotada de sentido, partiendo se “su” punto de vista. Y esto es lo que debemos comprender los adultos cuando pretendemos juzgar los comportamientos morales del niño.» (Gillini y Zattoni 1999: 123) 
Con el transcurrir del tiempo, los niños aprenden a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre la amabilidad y la crueldad, entre la generosidad y el egoísmo. Sin embargo, se quiere que el niño pueda tomar decisiones respecto a ellos.

El niño hace gestos religiosos a partir de sus propias necesidades de acogida y de crecimiento. Su religiosidad es egocéntrica que, sin embargo, puede llevarlo a compartir formas comunitarias e intuir un cierto significado incluso en los ritos. Las primeras sorpresas y sentimientos de admiración ante las cosas, los seres vivos, las personas son las primeras ocasiones de aproximación al sentido religioso. 

Es importante que el docente sea auténtico para enseñar el sentido religioso; es decir, no ser rígidos o fingir algo que no es. En otras palabras, el docente tiene que ser capaz de comunicar su propio juicio, el cual debe ser gran credibilidad sus palabras, sobre todo cuando muestre como son los hechos. 

Carl Rogers con su enfoque humanista propone algunas actitudes básicas para el profesor, en cuanto a crear un clima que permita el desarrollo personal del estudiante. Porque es necesario para el proceso de una valoración significativa. 

La autenticidad del docente se refleja en su persona. El educador advierte con claridad las actitudes que adopta y acepta sus propios sentimientos. Una persona que puede enojarse, pero también ser sensible o simpática. Acepta sus sentimientos como suyo, no necesita imponerlos a sus alumnos, ni tratar de que ellos se sientan del mismo modo y deba ser capaz de aceptar al alumno tal como éste es y comprender sus sentimientos. (Carl Rogers 2000:253)

Clarificación del diálogo como estrategia didáctica 

En la práctica pre-profesional V, después de ver la necesidad de estimular el sentido religioso, se planificó mejor las estrategias para llevar a cabo un ambiente comunitario y dialógico dentro del aula, en donde se aperturase la opinión de los niños; la reflexión a través de la interrogación didáctica y narraciones bíblicas; las actividades en la que se plasmaran sus consejos para mejorar la conducta, y las manualidades para que expresaran su fe en Dios a través del trabajo en equipo. 

Poco a poco se fue aplicando la propuesta de mejora en el aula de tercer grado de primaria con treinta y dos niños de la institución educativa N° 3050 “Alberto Hurtado Abadía” EBR. 

Por lo expuesto en el marco teórico, se desarrolló el diálogo como estrategia didáctica con un enfoque humanista. Estos son los resultados favorables del diálogo al aplicarse como estrategia: 
  • Abrirse al otro
  • Acogerle
  • Respetarle
  • Escucharle
  • Comunicarse
  • Utilizar un lenguaje común
  • Compartir la reflexión y la critica
  • Darse serenidad y tiempo mutuamente
  • Desechar: el miedo, la excesiva prudencia, el trato irónico o despectivo. 

Siendo el diálogo una capacidad básica en todo ser humano, debemos ejercitarla a los estudiantes desde muy pequeños, para que escuchen atentamente y hagan uso de la palabra adecuada. A través de la interacción del diálogo es más agradable los aprendizajes sobre Dios, se descubre un mayor interés dentro de la clase de religión y la orientación a lo reflexivo se transforma en un comportamiento de nuestro andar. 

La experiencia humana es más interactiva porque habrá un espacio para hablar y escuchar. Habrá un aporte de todos de un interés que como tal es parcial, pero que, en un conjunto de relaciones ordenadas, ayuda a crear con el docente, y con los demás, una madurez unitaria, más completa. (Giussani 2009:110) 

La intervención del niño con sus palabras genera en su compañero una idea más amplia, en la que a veces concuerdan, o si no aportan conceptos más claros. A medida que haya una participación, ellos construyen su aprendizaje y esclarecen los temas a tratar. 
La participación democrática en la escuela necesita un espacio donde la palabra y el dialogo sean los protagonistas. Un momento en el que el alumnado y el profesorado se planteen los temas del trabajo y vida escolar. Tema para debatir, es decir, pensar opinar, escuchar los diferentes puntos de vista, buscar argumentos y mejores posiciones, acordar normas, soluciones y proyectos de acción. En este proceso de dialogo conseguirán analizar los hechos que preocupan y acordarán soluciones, pero sobre todo ampliarán la comprensión acerca de sus compañeros. (Puig1999:20) 
La estrategia dialógica es útil y pertinente para las sesiones de clases y es flexible para llevar a cabo en el área de religión. Para ello solo se necesita adecuarse al grado y preparar los materiales para que los niños tengan mayor interés. Una vez ejecutada una actividad se procede a dialogar con los estudiantes sobre lo que se ha realizado u observado para que todo no quede como una simple motivación. El diálogo como estrategia didáctica puede ejecutarse con la interrogación, con el debate, con la conversación informal, con la dramatización, con la solución a problemas cotidianos y con el trabajo en equipo. «La comunicación abierta dentro del aula sobre lo que desean compartir es útil para la formación religiosa, pues el diálogo es la forma de expresión humana más antigua, más interactiva, más creativa, más profunda para llegar a la mente y al corazón de las personas.» (De la Torre 2002:229).

También, para que el diálogo no quede como un simple hablar, es recomendable que se elabore una actividad manual hecha por el equipo, en donde participen activamente apoyados por cada compañero. Asimismo, el trabajo en equipo manifiesta los intereses de los niños en lo que se hace más palpable su conversación, contextualizados para abordar los temas de religión. «Una escuela basada en la participación no se puede limitar a dar la palabra a los alumnos y alumnas, sino que también tiene que poner en sus manos la realización de tareas concretas. La participación se consigue con la palabra y los hechos.» (Puig1999:20) 

Los trabajos manuales realizados en equipo favorecerán a ejercitar el trabajo participativo. Entonces, una actividad concreta sería el resultado de la palabra que facilita la reflexibilidad sobre el propósito del tema abordado en el área. El resultado de la acción cooperativa sobre los materiales elaborados por los niños es mucho más significativo. Palabra y acción ampliarán la comprensión de su humanidad. 

La aplicación y el procedimiento del diálogo como estrategia didáctica 

A los largo de las prácticas pre-profesionales se fue perfilando el diálogo como estrategia. En la experiencia inicial se apuntaba al trabajo en equipo, pero haciendo uso del registro del cuaderno de campo se clarificó que las actividades incentivadas a la búsqueda del sentido religioso se acercaba más a una interacción más humana, que es el diálogo. 

Hemos tomado como referencia a los catedráticos Josep Puig y Antonia Pascual, quiénes aportan estrategias para una educación en valores y el desarrollo humano. 

 En primer lugar, se evaluó una prueba de entrada sin aplicar la propuesta de mejora, que es el diálogo como estrategia didáctica para estimular el sentido religioso. Obteniendo los resultados de esta prueba se evidenció que si fue necesario aplicarla. 

En segundo lugar, se planificó las sesiones de acuerdo al área que está relacionada con el problema que se identificó y se aplicó la propuesta de mejora. 

Por último, se tomó una prueba de salida para verificar los resultados de cuán productivo ha sido la aplicación de la hipótesis de acción. 

Por consiguiente, con los treinta y dos alumnos de tercer grado “B” del colegio No 3050 “Alberto Hurtado Abadía”, se realizó el siguiente procedimiento en las sesiones del área de educación religiosa: 

El primer día, la profesora estableció las “reglas del juego”: escucharse, participar y comunicarse. Además, el modo cómo van a trabajar y las actitudes que facilitan el clima de libertad y confianza mutuas; hablará de la conveniencia de que todos tengan la mayor participación posible, si bien ninguno será obligado a hacerlo si no lo desea. 

El docente como orientador de las actividades, es importante que procure conocer pronto los nombres de todos los niños y mantener una relación personal cercana. (PASCUAL 1999:57) 

También se debe generar el compromiso en los niños involucrándolos con gestos que le gusten. Por ejemplo empezar con una canción haciendo mímicas, una petición a Dios, un juego reflexivo, etc. 

Se hará una breve introducción del docente con expectativas, emociones o anécdotas para luego proceder con la interacción verbal que se realiza con la interrogación didáctica. Al principio se harán preguntas simples que motive a dar respuestas de los niños, sin temor a equivocarse y a considerar de mucha importancia su participación. 

Luego, se cuenta la historia bíblica que se ha programado de acuerdo al grado encargado. Al terminar, se invita a que el niño exprese su comentario. Se realizan preguntas de cómo actuaron los personajes, expresando sus actitudes positivas como negativas. A veces la participación se hace de forma individual, donde el estudiante quiera expresarse de forma general para comunicar algo importante a sus compañeros. El docente, incentiva a otros que puedan estar de acuerdo con la opinión o tienen otro comentario. Así los niños intervendrán en el debate. 

La participación colectiva es cuando se da un tiempo para la interacción entre compañeros de equipo, en donde se resalta un comentario general de lo que han conversado. Al finalizar, el docente construye el conocimiento con sus aportes, motiva a la reflexión y profundiza sobre cuál es su relación con Dios. 

El niño manifiesta si hay situaciones cotidianas que muestran las actitudes de los personajes y qué deberían hacer frente a ello considerando sus principios religiosos. Es en este momento donde se debe poner a prueba su lado humano, de qué hacer y qué se consigue haciendo el bien y qué consecuencias origina una actitud equívoca. 

El trabajo concreto está en la actividad manual, pero para ello el niño debe dialogar con su equipo, cuál es la forma de realizarlo; es decir, coordinan y planifican. El compromiso se añade en la manualidad, puede hacer individual o grupal. También puede ser que escriban una reflexión o palabras de agradecimiento. 

Se expone todos los trabajos y se resalta la importancia de su cooperación en equipo para demostrar el valor de su esfuerzo. 

Material utilizable 

El profesor interesado en la clarificación de los valores religiosos podrá hacer mucho acopio de materiales que encuentre en sus actividades ordinarias: noticias, comentarios y fotografías de diarios y revistas; frases, textos o de preguntas provocativas y de temas de interés: fichas que describan roles en diferentes dramatizaciones; canciones. 

Los mismos alumnos pueden aportar mucho de estos materiales, a partir del cual se puede originar un diálogo didáctico. (PASCUAL 1999:58)

RESULTADOS

La capacidad extraída del DCN 2009, del área de educación religiosa de tercer grado de primaria, fue la siguiente: Descubre en la palabra de Dios, expresiones de amor y misericordia, reflexionando acerca de los mensajes bíblicos. 

Así se formuló tres indicadores que sirvieron para ejecutarlas en las sesiones de religión. Ahora presentamos los resultados de la prueba de entrada como la prueba de salida. Así se evidenciará una comparación de los logros alcanzados de cada indicador. 

1. Identifica las acciones que alejan al hombre del amor de Dios, a través de las narraciones bíblicas. 

Prueba de entrada realizada a 29 niños
AD = 0  A = 13  B = 13  C = 3  

Prueba de salida realizada a 31 niños 
AD =12  A = 18  B = 1  C = 0 

2. Describe situaciones de amor al prójimo al dialogar con sus compañeros.

Prueba de entrada realizada a 29 niños
AD = 6  A = 15  B = 7  C = 1

Prueba de salida realizada a 31 niños 
AD = 13  A = 15  B = 4  C = 0 

3. Plantea soluciones a problemas cotidianos considerando sus principios religiosos a través del diálogo. 

Prueba de entrada realizada a 29 niños
AD = 1  A = 7  B = 15  C = 6 

Prueba de salida realizada a 31 niños 
AD = 6  A = 12  B = 6  C = 1 

Para terminar lo expuesto en el artículo, las diferencias de los resultados ha demostrado que aplicando el diálogo como estrategia didáctica ha ayudado a los niños a estimular su sentido religioso frente a su existencia y propósito en la vida. 

Conclusiones 
  • Cuando se investigó sobre el sentido religioso, pudimos comprobar que en la mayoría de los casos se tiene la idea que es un tema muy complejo para ser abordado en el nivel primario; sin embargo, se conoció que esto es una capacidad innata de la persona. Por lo tanto, se debe estimular a esta capacidad trascendental en los más pequeños. 
  • El docente es el que propicia un clima de libertad y confianza en el aula para la interacción verbal en niños. Se muestra con autenticidad y busca el desarrollo integral en los estudiantes. 
  • Las sesiones de educación religiosa con la aplicación del diálogo didáctico promueve y desarrolla una conciencia moral cristiana, buscando la sinceridad consigo mismo, con Dios y con los demás. 

BIBLIOGRAFÍA
  • DE LA TORRE, Saturnino (coord.) 2002 Estrategias Didácticas Innovadora: Recursos para la formación y el cambio. Ed. Octaedro, S.L. Madrid 
  • Diseño Curricular Nacional 2009 Ministerio de Educación peruana 
  • GILLINI, Gilberto y Teresa ZANOTTI 1999 Hablar de Dios a los niños: La educación religiosa de los padres y los educadores. Ed. Sal Terrae, España 
  • GIUSSANI, Luigi 1994 El sentido religioso. Ediciones Encuentro, Madrid 2005 El sentido religioso. Fondo Editorial UCSS - Encuentro 2da edición peruana – volumen 1 2009 Educar es un riesgo, Fondo Editorial de la Universidad Católica Sedes Sapientiae 
  • PASCUAL, Antonia V. 1995 Clarificación de Valores y Desarrollo Humano: Estrategias para la Escuela Narcea. Madrid –España 
  • PÉREZ, Antonio 2006 Jesús Maestro y pedagogo. Ed. San Pablo. Venezuela 
  • PUIG, Josep M. 1999 Cómo fomentar la participación en la escuela: Propuestas de Actividades. Ed. Graó, Barcelona-España 
  • ROGERS, Carl R. 2000 El proceso de convertirse en persona: Mi técnica Terapéutica. Argentina. Ed, Paidós Buenos Aires. 1ra Edición

11 de mayo de 2012

LA IMPORTANCIA DE CONOCER

INTRODUCCIÓN

La pregunta que me inspiró la redacción de este sermón fue “¿por qué Dios escribió la Biblia?”; las respuestas que vinieron a mi mente fueron aquellas que venían con un “necio, es obvio”. Es verdad, la respuesta es simple: la Biblia fue escrita como guía del ser humano para encontrarse con su creador; pero, esto que acabo de mencionar, irónicamente, es tan difícil de comprender en la sociedad actual como es difícil resolver un ejercicio de estadística (al menos para alguien a quien no le gusta los números). Pero, ¿por que dicha dificultad? Simplemente, porque el ser humano no valora el significado de conocer.

Sin embargo, esa des-valoración no es fruto solo de esta época, pues en la historia del rico y Lázaro, (LBLA, Lc 16,19-31) Jesús implicó esta situación en la gente de ese tiempo. Por ello, Él usando esa historia les enseño que conocer era la clave para ser salvo. En efecto, cuando el rico le pidió a Abraham que permitiera a Lázaro vivir de nuevo para que vaya a decirle a sus parientes que la vida después de la muerte es una realidad, aquel le dijo: “Ellos tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan” (v. 29). De esta manera, es Dios mismo quien manifiesta la importancia de conocer, en este caso, la Biblia en su totalidad; no es excusa decir: “es necesario que alguien regrese de la muerte y nos lo diga para creer en la vida eterna”, “no creo en Dios por que nadie le puede ver”, “no es necesario creer y leer la Biblia para ser cristiano”, entre otras más.

Es por eso, que en este sermón se va a exponer tres fundamentos, de los muchos que existen, para ayudarnos a comprender la importancia de conocer, es decir, porque Dios nos insta a leer su palabra y conocer la Verdad. A continuación, desarrollaremos cada unos de estos.

CONOCER PARA AGRADAR A DIOS (Hb 11,1-6)

La fe nace y se desarrolla por el oír, oír y leer la palabra de Dios (Ro 10,17); la fe se funda en las convicciones, las cuales se fundan a su vez en el conocimiento adquirido. Por tal motivo decidimos seguir a Cristo como nuestro salvador, pues creímos que Él existe y murió por nuestra redención; de otra manera no nos hubiera interesado bautizarnos y reunirnos junto con la Iglesia. No obstante, la fe que un día nació no será siempre la misma, pues no es inamovible, es decir, recae sobre ella dos opciones: o desaparecer o crecer como es la voluntad divina.

Lamentablemente muchos han permitido que su fe se debilite hasta casi desaparecer. Siempre cuando hablamos de “incrédulos” nos referimos a aquellos que no creen en Dios o no han querido aceptar su palabra. Pero, también nosotros, los que hemos aceptado que Cristo more en nuestras vidas, podemos ser llamado “incrédulos” en el sentido de que ya no poseemos fe que de antes porque, simplemente, la dejamos morir. Pero, ¿cómo es eso posible si yo sigo asistiendo a las reuniones? Si lo hacemos solo por costumbre y sin realmente sentir el deseo enorme de hacerlo, entonces ya no es la fe la que nos mueve a asistir. Todo esto es una realidad, le ocurrió a muchos hermanos que se rindieron, que se descuidaron de sus convicciones y, por eso, cayeron en la monotonía.

Como cristianos es imposible no fortalecer nuestras convicciones espirituales, nuestra fe cada vez debe ser mayor y no al contrario. Dios nos exhorta en la carta a los hebreos a que creamos (Hb 11,6), a que tengamos fe para poder ser motivos de su alegría. No podemos vivir una relación estrecha con alguien en quien desconfiamos o no estamos seguros de conocerlo. Para poder vivir una vida cristiana necesitamos borrar toda duda, todo interrogante que tengamos acerca de Dios y su doctrina; si algún tema o aspecto no lo tenemos claro o no nos hemos convencido de la respuesta que nos han dado, entonces debemos seguir indagando y leyendo para llegar a una convicción verdadera. Conocer nos preparará para responder a toda aflicción, problema, blasfemia con toda seguridad y Dios se agradará de nosotros porque estamos cumpliendo su voluntad.

CONOCER PARA SER LIBRES Y NO ESCLAVOS (Jn 8,32)

Es la ley de la causa y efecto: “No conocer que la luz roja del semáforo significa detenerse, causará una accidente inevitable”. Decidir no conocer o rendirnos a la comprensión de todo lo relacionado con Dios y su creación, lamentablemente, repercutirá en consecuencias tanto cercanas como lejanas. No es que Dios nos esté obligando a amarlo, realmente no es así, pues de lo contrario no nos hubiese creado con libertad. Todos reconocemos que cualquier acción genera una reacción, es decir, que todo lo que hacemos o decimos afecta de alguna manera tanto a nosotros como a lo que nos rodea. Decidir no estudiar para un examen, afectará la calificación que logremos. Por tanto, y citando las palabras de Dios escritas en Eclesiastés 11, 9: “Alégrate, joven, en tu mocedad, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y el gusto de tus ojos; mas sabe que por todas estas cosas, Dios te traerá a juicio”. En otras palabras, no conocer el camino (y, por ende, la forma de caminar en él) que lleva a la vida, a la felicidad eterna, al encuentro con nuestro creador, significará que no gozaremos de todo eso. Entonces, ¿qué será lo que nos depare si no conocemos nuestra realidad y propósito? Ciertamente no será lo anterior. “Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no seas mi sacerdote; como has olvidado la ley de tu Dios, yo también me olvidaré de tus hijos.” (Oseas 4,6)

Conocer nos hará libres, esa es la promesa de Jesús: “ conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8,32). Ese es el motivo fundamental por el cual es importante conocer; ser libres solo es posible a través del conocimiento de la verdad. Esta última se puede entender, entre otras formas, como el conocimiento de quiénes somos, cuál es nuestra naturaleza, cuál es nuestro propósito en este mundo y que será de nosotros después de la muerte. Decir que no nos interesa conocer todo lo anterior sería como decir que no nos interesa nosotros mismos. Por otro lado, el conocimiento requerido para llegar a la verdad, no solo lo encontramos en la Biblia, que constituye, sin embargo, una herramienta imprescindible para la comprensión de la voluntad de Dios; sino también lo encontramos en una mirada abierta a toda la realidad, es mediante la experiencia que reconocemos que no somos solo materia, que no solo nacemos, crecemos y morimos, que realmente no estamos experimentando una “libertad” absoluta con nuestra manera de vivir. Con Dios seremos libres porque por Él conoceremos la verdad, una nueva esperanza de trascendencia sobre la muerte.

CONOCER PARA DEFENDER LA VERDAD (Jud 3)

Mientras Jesús seguía predicando sobre su nuevo pacto con la humanidad, también profetizó la llegada de falsos maestro: “Muchos tropezarán entonces y caerán , y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. Y se levantarán muchos profetas falsos, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.” (Mt 24,10-12). Está predicción comenzó a cumplirse pocos años después en la primitiva iglesia con varios pseudo-cristianos que predicaban falacias contra la doctrina de Cristo. Por ello, Judas escribió una carta animando a los creyentes a que sean defensores de la verdad: “Amados, por el gran empeño que tenía en escribiros acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribiros exhortándoos a contender ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos.” (Judas 3).

Esta situación no ha terminado, de hecho continúa con más fuerza en la actualidad. Vivimos en una sociedad que reniega de Dios y de su Iglesia, una sociedad que no le interesa vivir bajo principios cristianos, pues piensas que se estaría “privando” de muchas libertades. Tan desviada de la verdad está dicha mentalidad que ya se toma como “normal” la homosexualidad o el beber alcohol y fumar; asimismo, muchas culturas califican como aceptable el matrimonio homosexual, el aborto, la eutanasia o la fecundación in vitro, entre otros más. Nosotros, los defensores de la verdad, necesitamos estar preparados para afrontar estas posturas con argumentos contundentes y razonables, necesitamos conocer la Verdad, explicada en al Biblia y expresada en la creación (leyes naturales), y usarla como nuestra herramienta para hacer prevalecer lo que realmente es bueno. Como ya mencioné, esto requiere no solo conocer el contenido de la Biblia, sino también estar informados de aquello a lo que estamos refutando, lo cual requiere siempre leer todo tipo de conocimientos.

Un cristiano vive plenamente como tal cuando muestra mediante sus acciones, la acciones que realizaría Cristo. Ser cristiano requiere, entonces, lo que Pablo le recomendó a Timoteo en su primera carta: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza.” ( 1 Ti 4,12). Ser ejemplo en palabra, necesariamente supone que las que salgan de nuestra boca sean aquellas que manifiesten verdades edificantes. El hablar de un cristiano siempre será con propósito salvador y defensor.

CONCLUSIÓN

Es importante conocer la Verdad, escrita en la Biblia y expresada en al Realidad, para vivir una vida plena como cristianos y, de esa manera, agradar a Dios; para experimentar una libertad verdadera en la unión con Dios y no ser esclavos de aquella mentalidad sin esperanzas de vida eterna, y para estar preparados para defender dicha Verdad contra todas las falacias que se están afirmando el día de hoy. Necesitamos valorar todo conocimiento que podamos adquirir y usarlo como herramienta para difusión del plan redentor de Jesús.

Empezar con el dominio de la Biblia es una buena forma de iniciar una vida llena de actitudes cristianas, llena de convicciones sobre la realidad y llena de esperanza por una vida eterna. Recordemos siempre las palabras del apóstol Juan: “ Y muchas otras señales hizo también Jesús en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro; pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre. (Jn 20,30-31). Es momento de continuar leyendo la palabra de Dios.

Referencia bibliográfica:
Todas las citas fueron tomadas de la Biblia de las Américas, versión 1997.