Palabras clave: sentido religioso, valores morales, diálogo didáctico
RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo estimular el sentido religioso en los niños de educación primaria, a través del diálogo didáctico.
Consideramos que en una realidad como la nuestra, la pérdida del valor humano ha aumentado y en consecuencia origina una crisis de vida. Esta afecta a toda la sociedad, incluyendo a los niños que están dentro de la escuela, porque se ha alterado la convivencia y la interacción afectiva entre compañeros.
A fin de responder a esta situación se busca incentivar el sentido de vida con un enfoque humanista a través del diálogo didáctico y así realizar los valores morales enseñados por Jesús, Dios y hombre verdadero.
INTRODUCCIÓN
Actualmente se evidencian hechos muy desagradables que dañan a la misma persona, como lo son el homicidio, el robo, la corrupción, el bullyng y una lista grande más de antivalores. Haciendo una reflexión pedagógica surgen estas preguntas: ¿cuál es el papel que debe desempeñar el docente en la actualidad frente a estas situaciones? y ¿por qué se acrecienta la deshumanización entre los más pequeños?
En la escuela, los niños reflejan actitudes negativas que han sido influenciadas por otros. Muchas veces se presencia la violencia física y verbal entre compañeros. Existe un egocentrismo en el que solo se busca el propio bien personal y no el del otro. Por otro lado, las relaciones interpersonales de diálogo y escucha han disminuido por la falta de interés de aquello que propone el maestro al enseñar.
Este artículo propone partir del valor humano del sentido religioso que es la esencia de la persona. En este caso con referencia a los niños. Si bien la formación religiosa del niño le pertenece a los padres, también los docentes tienen parte de responsabilidad en estimular su lado espiritual porque es una de las dimensiones del educando.
Por ello se tomará en cuenta el área de educación religiosa, ya que contribuye al desarrollo y crecimiento integral de los estudiantes, con una formación en valores. Dicha área parte de la capacidad del niño para ejercer decisiones morales de acuerdo a su edad y maduración. En este sentido, creemos que la educación religiosa en la escuela ha sido parcialmente descuidada, porque se ha venido dejando de lado su enseñanza y práctica, desarrollando al contrario otras áreas que se consideran más importantes.
Por eso, al darle el interés adecuado al área de religión, se estimulará el sentido religioso en los niños, como capacidad innata de nuestra naturaleza que nos ha sido dada por Dios. Con ello queremos favorecer el conocimiento de la existencia de esa dimensión en cada sesión de clase.
Para llevar a cabo el despertar de esta capacidad, se propone crear un ambiente dialógico en el aula, en donde se evidencie la interacción entre compañeros con una apertura al diálogo tolerante y respetuoso. Asimismo, difundir las enseñanzas de Jesucristo que son de gran soporte a nuestras vidas en la actualidad. Por eso, con el compartir de los comentarios, el intercambio de opiniones y las experiencias cotidianas habrá un mayor interés por la clase de religión y sobre todo se les formará espiritualmente con los mensajes que se transmite.
Para fundamentar nuestra propuesta nos basaremos primero en significativos educadores y críticos que previamente han abordado el tema del sentido religioso. Después en estrategas que proponen el diálogo como maneras didáctica para estimular esta capacidad. Entre ellos destacan: Luigi Giussani, Antonio Pérez, Saturnino de la Torre, Antonia Pascual y Josep M. Puig. Por otro lado, nos será de mucha utilidad los aportes del psicoterapeuta Carl Rogers, con su enfoque humanista, y Kohlberg referente al desarrollo moral en las personas.
Finalmente, reafirmamos que el diálogo como estrategia didáctica puede despertar la sensibilidad a los problemas sociales de su entorno y puede humanizar desde muy pequeño a la persona, su despertar en la conciencia de su razón frente a su existencia y propósito en la vida.
DESARROLLO: EL SENTIDO RELIGIOSO A TRAVÉS DEL DIÁLOGO DIDÁCTICO
El interés de la investigación-acción surge por estudiar sobre cómo el niño puede ser sensible con sus compañeros de aula y no recurrir a la violencia. Buscamos un sentido, una razón que nos explique por qué se vuelve tan difícil la sensibilidad humana en niños, por qué nos cuesta tanto entender a los demás y por qué olvidamos nuestro lado humano.
Todo ello surgió a raíz de la práctica pre-profesional I, cuando se fue observando la falta de sensibilidad humana hacia el otro estudiante, parecía que se iba perdiendo. Lo que sobresalía en el aula de primaria eran los golpes, los insultos, los apodos sobre la apariencia física, las burlas cuando un compañero pasaba por alguna dificultad y las palabras soeces.
Asimismo, otra situación que observé en las aulas de diferentes colegios fue que el área de religión no era tomada en cuenta en ciertas ocasiones. En el horario que le correspondía se enseñaba el área de Matemática o Comunicación. Si se realizaba la clase de religión solo consistía en una transcripción de la pizarra al cuaderno o en resolver algunas fichas de aplicación.
En mi proceso de búsqueda, había preguntas que se repetían sin cesar: «¿qué es lo que está sucediendo en los niños? » «¿Será indisciplina? » «¿Por qué no respeta a su prójimo? » «¿Tendrá que ver con la falta del valor humano? Y si es así, ¿por qué el área de educación religiosa no contribuye a la mejora de su humanidad? » «¿Se estará dando la debida importancia a esta área?»
Nuestro primer análisis fue partir de la lectura del Diseño Curricular Nacional, especialmente el área de educación religiosa, para dar respuestas a algunas de las interrogantes. Allí encontré que actualmente se vive una crisis del sentido de la existencia humana, que da origen a una deshumanización. Por ello, el área parte del valor humanizador de lo religioso para el desarrollo y la formación integral de la persona. Tanto en el plano personal y social rescata los valores que dignifican al ser humano y aquellos que contribuyen al desarrollo de todos y cada uno de los miembros de la gran familia humana. (DCN 2009:271)
De esta manera comprendimos, cual es la importancia del área de educación religiosa. Entonces era necesario crear un ambiente comunitario dentro de la escuela y saber sobre lo que nos ha enseñado Jesucristo como humano y maestro verdadero.
Las ideas que acabamos de resumir y comentar se centran en dos grandes conceptos que desde nuestra perspectiva merecen una explicación más detallada. Se trata de las nociones de sentido religioso y diálogo didáctico.
Clarificación del significado del sentido religioso
Durante el inicio de las sesiones de las prácticas pre-profesionales II, III y IV se introdujo algunas interrogantes a los niños para que despierten su curiosidad, tales como: «¿ustedes conocen a un hombre que realmente fue fuerte y que podía vencer a muchos enfrentándose él solo?» «¿qué saben sobre ello?», etc.
Los niños respondían, pero generalmente daban respuestas que tenía que ver con personajes de dibujos animados. Entonces empecé por contar algunas historias bíblicas que a los niños les llamó la atención y ellos se veía una necesidad de seguir escuchando; asimismo, observé la sed de conocer más sobre los personajes bíblicos. Comprendí que la palabra de Dios no solo me servía para educarlos espiritualmente sino que servía de mucho para motivarlos y para ver resultados agradables en lo que los estudiantes expresaban sus opiniones y podían extraer el mensaje que puede ser aplicado en su vida cotidiana.
El sentido religioso es una capacidad innata de la persona; se considera de importancia estimularla a los más pequeños, porque así comprenderán la identidad que nos ha sido dada, que es nuestra humanidad y reconocer el Hecho Cristiano en la práctica educativa. Esto es la base en la enseñanza de los niños, para ayudarles a descubrir su humanidad.
Indicamos a continuación algunas citas de autores que aclaran los conceptos indicados:
«Entre todas las capacidades de nuestra naturaleza, el sentido religioso es, sin duda, la fundamental, ya que todas las demás se refieren a bienes parciales, mientras que éste se refiere al bien final y definitivo. Por lo tanto, la capacidad natural que constituye el sentido religioso en cierto modo reúne en sí todos los fines de las demás capacidades de nuestra persona.» (Giussani 1994:18)
«El sentido religioso es la capacidad que tiene la razón de expresar su naturaleza profunda en un interrogante último; es el “locus” de la conciencia que el hombre tiene de su existencia.» (Giussani 2005:85)
«Ser humano es aquí, un adjetivo calificativo que indica esta cualidad moral de condolerse por los otros. Lo que llamamos educación, entendida como formación, es el esfuerzo por dirigir las influencias que puedan hacer al hombre humano, capaz de sentir la raíz común de esa humanidad (…) Ser indiferente al dolor ajeno o, incluso, gozar con él son signos de una mala educación. Como lo es el no saber compartir la alegría ajena o la propia.» (Carvallo 2011)
Es importante esta formación en los niños, porque es una de las dimensiones de personalidad del estudiante y una exigencia imprescindible que está inmersa en él. Por ello, busqué con esta investigación que los niños vivan el sentido de religiosidad, la vivencia de Dios y valoren su humanidad, el don preciado que trasciende. Y esto es para que a medida que crezca no pierda su relación con Dios y en el momento que empiece sus cambios de modo de ser pueda discernir entre el bien y el mal.
A los niños se les debe aclarar el sentido de la vida, que es comprender que Dios nos creó para ser felices, para vivir en armonía y en amor con ellos mismos, con los demás y la naturaleza, según su identidad. A cada uno lo hizo único e irrepetible, libre, con razonamiento, con voluntad, con dones, para que cada uno de nosotros pueda llegar a alcanzar una vida plena yendo al encuentro con Él.
Una de las fuentes que aportó en la formación del sentido religioso fue el esclarecimiento sobre Jesús, quien no escribió ningún libro de pedagogía pero ejercitó su función de maestro de un modo muy especial.
«Jesús fue maestro con la palabra y con el ejemplo, absolutamente libre y entregado a su misión, que partió siempre de las alegrías, temores y esperanzas de la gente e hizo de la pregunta y de la parábola caminos para alimentar la reflexión y el encuentro con la verdad que salva la vida. Practicó como nadie la pedagogía del testimonio, la pedagogía del amor, la pedagogía de la creatividad, la pedagogía de la libertad y la pedagogía de la crítica o de la pregunta.» (Pérez 2006:105)
Jesucristo es el mejor modelo de maestros y de modelo humano, porque asentó las bases de la compasión y comprometió su cuerpo, alma y mente en su quehacer diario. El testimonio de vida de Jesús sirve para educar a los niños en su relación con Dios.
Siguiendo con la búsqueda de cómo educar el sentido religioso es necesario saber el aspecto evolutivo religioso en los niños y el desarrollo moral. Toda persona tiene una capacidad universal del juicio moral que debe desarrollarse en el trayecto de su vida, solo se necesita descubrir y estimulara su capacidad para ejercer decisiones morales de acuerdo a su edad y maduración.
«Cuando el niño aborda el mundo, lejos de ser un adulto en miniatura, lejos de diferenciarse de él solo por la cantidad de nociones, tiene su propia manera de percibir la realidad, tiene su propia estructura mental coherente y dotada de sentido, partiendo se “su” punto de vista. Y esto es lo que debemos comprender los adultos cuando pretendemos juzgar los comportamientos morales del niño.» (Gillini y Zattoni 1999: 123)
Con el transcurrir del tiempo, los niños aprenden a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre la amabilidad y la crueldad, entre la generosidad y el egoísmo. Sin embargo, se quiere que el niño pueda tomar decisiones respecto a ellos.
El niño hace gestos religiosos a partir de sus propias necesidades de acogida y de crecimiento. Su religiosidad es egocéntrica que, sin embargo, puede llevarlo a compartir formas comunitarias e intuir un cierto significado incluso en los ritos. Las primeras sorpresas y sentimientos de admiración ante las cosas, los seres vivos, las personas son las primeras ocasiones de aproximación al sentido religioso.
Es importante que el docente sea auténtico para enseñar el sentido religioso; es decir, no ser rígidos o fingir algo que no es. En otras palabras, el docente tiene que ser capaz de comunicar su propio juicio, el cual debe ser gran credibilidad sus palabras, sobre todo cuando muestre como son los hechos.
Carl Rogers con su enfoque humanista propone algunas actitudes básicas para el profesor, en cuanto a crear un clima que permita el desarrollo personal del estudiante. Porque es necesario para el proceso de una valoración significativa.
La autenticidad del docente se refleja en su persona. El educador advierte con claridad las actitudes que adopta y acepta sus propios sentimientos. Una persona que puede enojarse, pero también ser sensible o simpática. Acepta sus sentimientos como suyo, no necesita imponerlos a sus alumnos, ni tratar de que ellos se sientan del mismo modo y deba ser capaz de aceptar al alumno tal como éste es y comprender sus sentimientos. (Carl Rogers 2000:253)
Clarificación del diálogo como estrategia didáctica
En la práctica pre-profesional V, después de ver la necesidad de estimular el sentido religioso, se planificó mejor las estrategias para llevar a cabo un ambiente comunitario y dialógico dentro del aula, en donde se aperturase la opinión de los niños; la reflexión a través de la interrogación didáctica y narraciones bíblicas; las actividades en la que se plasmaran sus consejos para mejorar la conducta, y las manualidades para que expresaran su fe en Dios a través del trabajo en equipo.
Poco a poco se fue aplicando la propuesta de mejora en el aula de tercer grado de primaria con treinta y dos niños de la institución educativa N° 3050 “Alberto Hurtado Abadía” EBR.
Por lo expuesto en el marco teórico, se desarrolló el diálogo como estrategia didáctica con un enfoque humanista. Estos son los resultados favorables del diálogo al aplicarse como estrategia:
- Abrirse al otro
- Acogerle
- Respetarle
- Escucharle
- Comunicarse
- Utilizar un lenguaje común
- Compartir la reflexión y la critica
- Darse serenidad y tiempo mutuamente
- Desechar: el miedo, la excesiva prudencia, el trato irónico o despectivo.
Siendo el diálogo una capacidad básica en todo ser humano, debemos ejercitarla a los estudiantes desde muy pequeños, para que escuchen atentamente y hagan uso de la palabra adecuada. A través de la interacción del diálogo es más agradable los aprendizajes sobre Dios, se descubre un mayor interés dentro de la clase de religión y la orientación a lo reflexivo se transforma en un comportamiento de nuestro andar.
La experiencia humana es más interactiva porque habrá un espacio para hablar y escuchar. Habrá un aporte de todos de un interés que como tal es parcial, pero que, en un conjunto de relaciones ordenadas, ayuda a crear con el docente, y con los demás, una madurez unitaria, más completa. (Giussani 2009:110)
La intervención del niño con sus palabras genera en su compañero una idea más amplia, en la que a veces concuerdan, o si no aportan conceptos más claros. A medida que haya una participación, ellos construyen su aprendizaje y esclarecen los temas a tratar.
La participación democrática en la escuela necesita un espacio donde la palabra y el dialogo sean los protagonistas. Un momento en el que el alumnado y el profesorado se planteen los temas del trabajo y vida escolar. Tema para debatir, es decir, pensar opinar, escuchar los diferentes puntos de vista, buscar argumentos y mejores posiciones, acordar normas, soluciones y proyectos de acción. En este proceso de dialogo conseguirán analizar los hechos que preocupan y acordarán soluciones, pero sobre todo ampliarán la comprensión acerca de sus compañeros. (Puig1999:20)
La estrategia dialógica es útil y pertinente para las sesiones de clases y es flexible para llevar a cabo en el área de religión. Para ello solo se necesita adecuarse al grado y preparar los materiales para que los niños tengan mayor interés. Una vez ejecutada una actividad se procede a dialogar con los estudiantes sobre lo que se ha realizado u observado para que todo no quede como una simple motivación. El diálogo como estrategia didáctica puede ejecutarse con la interrogación, con el debate, con la conversación informal, con la dramatización, con la solución a problemas cotidianos y con el trabajo en equipo. «La comunicación abierta dentro del aula sobre lo que desean compartir es útil para la formación religiosa, pues el diálogo es la forma de expresión humana más antigua, más interactiva, más creativa, más profunda para llegar a la mente y al corazón de las personas.» (De la Torre 2002:229).
También, para que el diálogo no quede como un simple hablar, es recomendable que se elabore una actividad manual hecha por el equipo, en donde participen activamente apoyados por cada compañero. Asimismo, el trabajo en equipo manifiesta los intereses de los niños en lo que se hace más palpable su conversación, contextualizados para abordar los temas de religión. «Una escuela basada en la participación no se puede limitar a dar la palabra a los alumnos y alumnas, sino que también tiene que poner en sus manos la realización de tareas concretas. La participación se consigue con la palabra y los hechos.» (Puig1999:20)
Los trabajos manuales realizados en equipo favorecerán a ejercitar el trabajo participativo. Entonces, una actividad concreta sería el resultado de la palabra que facilita la reflexibilidad sobre el propósito del tema abordado en el área. El resultado de la acción cooperativa sobre los materiales elaborados por los niños es mucho más significativo. Palabra y acción ampliarán la comprensión de su humanidad.
La aplicación y el procedimiento del diálogo como estrategia didáctica
A los largo de las prácticas pre-profesionales se fue perfilando el diálogo como estrategia. En la experiencia inicial se apuntaba al trabajo en equipo, pero haciendo uso del registro del cuaderno de campo se clarificó que las actividades incentivadas a la búsqueda del sentido religioso se acercaba más a una interacción más humana, que es el diálogo.
Hemos tomado como referencia a los catedráticos Josep Puig y Antonia Pascual, quiénes aportan estrategias para una educación en valores y el desarrollo humano.
En primer lugar, se evaluó una prueba de entrada sin aplicar la propuesta de mejora, que es el diálogo como estrategia didáctica para estimular el sentido religioso. Obteniendo los resultados de esta prueba se evidenció que si fue necesario aplicarla.
En segundo lugar, se planificó las sesiones de acuerdo al área que está relacionada con el problema que se identificó y se aplicó la propuesta de mejora.
Por último, se tomó una prueba de salida para verificar los resultados de cuán productivo ha sido la aplicación de la hipótesis de acción.
Por consiguiente, con los treinta y dos alumnos de tercer grado “B” del colegio No 3050 “Alberto Hurtado Abadía”, se realizó el siguiente procedimiento en las sesiones del área de educación religiosa:
El primer día, la profesora estableció las “reglas del juego”: escucharse, participar y comunicarse. Además, el modo cómo van a trabajar y las actitudes que facilitan el clima de libertad y confianza mutuas; hablará de la conveniencia de que todos tengan la mayor participación posible, si bien ninguno será obligado a hacerlo si no lo desea.
El docente como orientador de las actividades, es importante que procure conocer pronto los nombres de todos los niños y mantener una relación personal cercana. (PASCUAL 1999:57)
También se debe generar el compromiso en los niños involucrándolos con gestos que le gusten. Por ejemplo empezar con una canción haciendo mímicas, una petición a Dios, un juego reflexivo, etc.
Se hará una breve introducción del docente con expectativas, emociones o anécdotas para luego proceder con la interacción verbal que se realiza con la interrogación didáctica. Al principio se harán preguntas simples que motive a dar respuestas de los niños, sin temor a equivocarse y a considerar de mucha importancia su participación.
Luego, se cuenta la historia bíblica que se ha programado de acuerdo al grado encargado. Al terminar, se invita a que el niño exprese su comentario. Se realizan preguntas de cómo actuaron los personajes, expresando sus actitudes positivas como negativas. A veces la participación se hace de forma individual, donde el estudiante quiera expresarse de forma general para comunicar algo importante a sus compañeros. El docente, incentiva a otros que puedan estar de acuerdo con la opinión o tienen otro comentario. Así los niños intervendrán en el debate.
La participación colectiva es cuando se da un tiempo para la interacción entre compañeros de equipo, en donde se resalta un comentario general de lo que han conversado. Al finalizar, el docente construye el conocimiento con sus aportes, motiva a la reflexión y profundiza sobre cuál es su relación con Dios.
El niño manifiesta si hay situaciones cotidianas que muestran las actitudes de los personajes y qué deberían hacer frente a ello considerando sus principios religiosos. Es en este momento donde se debe poner a prueba su lado humano, de qué hacer y qué se consigue haciendo el bien y qué consecuencias origina una actitud equívoca.
El trabajo concreto está en la actividad manual, pero para ello el niño debe dialogar con su equipo, cuál es la forma de realizarlo; es decir, coordinan y planifican. El compromiso se añade en la manualidad, puede hacer individual o grupal. También puede ser que escriban una reflexión o palabras de agradecimiento.
Se expone todos los trabajos y se resalta la importancia de su cooperación en equipo para demostrar el valor de su esfuerzo.
Material utilizable
El profesor interesado en la clarificación de los valores religiosos podrá hacer mucho acopio de materiales que encuentre en sus actividades ordinarias: noticias, comentarios y fotografías de diarios y revistas; frases, textos o de preguntas provocativas y de temas de interés: fichas que describan roles en diferentes dramatizaciones; canciones.
Los mismos alumnos pueden aportar mucho de estos materiales, a partir del cual se puede originar un diálogo didáctico. (PASCUAL 1999:58)
RESULTADOS
La capacidad extraída del DCN 2009, del área de educación religiosa de tercer grado de primaria, fue la siguiente: Descubre en la palabra de Dios, expresiones de amor y misericordia, reflexionando acerca de los mensajes bíblicos.
Así se formuló tres indicadores que sirvieron para ejecutarlas en las sesiones de religión. Ahora presentamos los resultados de la prueba de entrada como la prueba de salida. Así se evidenciará una comparación de los logros alcanzados de cada indicador.
1. Identifica las acciones que alejan al hombre del amor de Dios, a través de las narraciones bíblicas.
Prueba de entrada realizada a 29 niños
AD = 0 A = 13 B = 13 C = 3
Prueba de salida realizada a 31 niños
AD =12 A = 18 B = 1 C = 0
2. Describe situaciones de amor al prójimo al dialogar con sus compañeros.
Prueba de entrada realizada a 29 niños
AD = 6 A = 15 B = 7 C = 1
Prueba de salida realizada a 31 niños
AD = 13 A = 15 B = 4 C = 0
3. Plantea soluciones a problemas cotidianos considerando sus principios religiosos a través del diálogo.
Prueba de entrada realizada a 29 niños
AD = 1 A = 7 B = 15 C = 6
Prueba de salida realizada a 31 niños
AD = 6 A = 12 B = 6 C = 1
Para terminar lo expuesto en el artículo, las diferencias de los resultados ha demostrado que aplicando el diálogo como estrategia didáctica ha ayudado a los niños a estimular su sentido religioso frente a su existencia y propósito en la vida.
Conclusiones
- Cuando se investigó sobre el sentido religioso, pudimos comprobar que en la mayoría de los casos se tiene la idea que es un tema muy complejo para ser abordado en el nivel primario; sin embargo, se conoció que esto es una capacidad innata de la persona. Por lo tanto, se debe estimular a esta capacidad trascendental en los más pequeños.
- El docente es el que propicia un clima de libertad y confianza en el aula para la interacción verbal en niños. Se muestra con autenticidad y busca el desarrollo integral en los estudiantes.
- Las sesiones de educación religiosa con la aplicación del diálogo didáctico promueve y desarrolla una conciencia moral cristiana, buscando la sinceridad consigo mismo, con Dios y con los demás.
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